La policía belga registra la sede de Huawei en Bruselas por un presunto caso de corrupción en el Parlamento Europeo

Un centenar de policías federales belgas han registrado este jueves las oficinas de la sede del gigante tecnológico chino Huawei en Bruselas, así como los domicilios de varios de sus lobistas, algunos de los cuales permanecen detenidos, sospechosos de haber participado en un presunto caso de “corrupción activa en el Paramento Europeo” que podría implicar a una quincena de eurodiputados, tanto en ejercicio como antiguos legisladores. Aunque todavía no hay ninguna diligencia oficial contra los legisladores, las autoridades belgas también han sellado las oficinas de dos asistentes parlamentarios y han arrestado a una persona más en Francia, tras haber emitido una orden de detención europea en su contra, según ha informado la Fiscalía federal.

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 Un centenar de agentes han registrado las oficinas y los domicilios de varios lobistas de la empresa china. Algunos de los interrogados permanecen bajo arresto  

Un centenar de policías federales belgas han registrado este jueves las oficinas de la sede del gigante tecnológico chino Huawei en Bruselas, así como los domicilios de varios de sus lobistas, algunos de los cuales permanecen detenidos, sospechosos de haber participado en un presunto caso de “corrupción activa en el Paramento Europeo” que podría implicar a una quincena de eurodiputados, tanto en ejercicio como antiguos legisladores. Aunque todavía no hay ninguna diligencia oficial contra los legisladores, las autoridades belgas también han sellado las oficinas de dos asistentes parlamentarios y han arrestado a una persona más en Francia, tras haber emitido una orden de detención europea en su contra, según ha informado la Fiscalía federal.

El caso apunta a un posible nuevo escándalo en la sede legislativa europea dos años después de la sacudida que supuso el caso Qatargate, una trama de presuntos sobornos de países como Qatar o Marruecos que implicó a varios legisladores europeos y que sigue hasta hoy en manos de la justicia belga.

En la mañana del jueves se realizaron 21 registros tanto en Bruselas, la capital belga, como en localidades de Flandes y Valonia, a lo que se suma una operación efectuada en Portugal, según ha explicado la Fiscalía federal belga en un comunicado, confirmando la información adelantada por los medios belgas Le Soir y Knack, así como las webs de investigación Follow The Money y Reportes United. Además, “varios individuos” permanecían detenidos para ser interrogados en relación con un caso de “corrupción activa en el Parlamento Europeo”, así como por “falsificación y uso de objetos falsificados” en el marco de una “organización criminal”, agrega la Fiscalía, que también analiza si se ha producido blanqueo de dinero.

Tras estos primeros registros, el juez de instrucción ordenó que fueran selladas las oficinas en el Parlamento Europeo de dos asistentes parlamentarios “supuestamente implicados”, para lo cual la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, “ha sido informada”, ha agregado la Fiscalía belga en horas de la tarde. Una portavoz de la institución parlamentaria ha confirmado que se recibió una petición de “cooperación de las autoridades belgas para ayudar en la investigación”, cosa que el Parlamento “cumplirá rápida y completamente”, aseguró. Aunque no se ha revelado oficialmente la identidad de los sospechosos, la policía efectuaba en la tarde del jueves aún sendos registros en las oficinas de asistentes parlamentarios vinculados a un eurodiputado búlgaro del grupo liberal Renew y otro italiano del conservador Partido Popular Europeo (PPE), según ha constatado este diario.

Según Le Soir, una de las personas más buscadas, aunque no se sabe si finalmente ha sido detenida, es el director de relaciones públicas de la oficina bruselense de Huawei, Valerio O., que fue asistente parlamentario durante una década de dos antiguos eurodiputados italianos, uno conservador y otro socialdemócrata.

En los registros han sido incautados “varios documentos y objetos” que serán “analizados en profundidad”, ha asegurado la Fiscalía. La publicación belga Knack ha informado de que unos 15 eurodiputados están en el radar de los investigadores, tanto actuales como de la legislatura anterior. Por el momento, sin embargo, el Parlamento Europeo no ha recibido una petición para el registro de las oficinas o de los domicilios de los diputados, paso necesario dado que los legisladores disfrutan de inmunidad parlamentaria, según fuentes de la institución europea. Durante el Qatargate, Metsola tuvo que personarse cuando los agentes pidieron registrar el domicilio de un eurodiputado en territorio belga.

Aunque la Fiscalía tampoco ha indicado su intención de interrogar próximamente a algún legislador, sí deja claro que los parlamentarios eran el objetivo de las prácticas de presunta corrupción de los lobistas de Huawei, que habrían actuado, eso sí, de forma más sutil que en el Qatargate. Durante las actuaciones policiales por ese escándalo, desatado a finales de 2022, varios eurodiputados y exlegisladores fueron sorprendidos con grandes cantidades de dinero en efectivo.

En este nuevo caso, la corrupción se habría practicado “de forma regular y muy discreta” desde 2021 y hasta la actualidad. Habría sido realizada “bajo la apariencia de grupos de presión comerciales” —Bruselas es, tras Washington, la segunda mayor capital mundial del cabildeo, con más de 12.000 lobistas registrados (los no inscritos podrían duplicar la cifra) y presupuestos multimillonarios para hacer lobby ante las instituciones europeas, sobre todo, en la Eurocámara— y bajo “diversas formas, como a remuneración por ocupar cargos políticos o regalos excesivos como comidas y gastos de viaje o invitaciones periódicas a partidos de fútbol”, señala el comunicado oficial de la Fiscalía.

El diario Le Soir, que también cita entre los “regalos” teléfonos móviles de alta gama de Huawei, recuerda que la compañía china tiene un palco de lujo en el estadio del club RSC Anderlecht. El objetivo, continúa la Fiscalía, habría sido “promover intereses comerciales puramente privados en el contexto de decisiones políticas”. La investigación también busca “detectar posibles elementos de blanqueo de capitales”, dado que “los beneficios financieros ligados a la presunta corrupción pueden haberse mezclado con flujos financieros vinculados al pago de gastos de conferencias y haberse pagado a diversos intermediarios con vistas a ocultar su naturaleza ilícita o permitir a los autores eludir las consecuencias de sus actos”, apunta la Fiscalía.

Al eurodiputado conservador checo Tomás Zdechovsky, las revelaciones sobre presunta corrupción de Huawei en el hemiciclo en el que ocupa un escaño desde hace más de una década no le sorprenden nada. “Estoy seguro de que la policía belga encontrará pruebas de corrupción en el Parlamento”, vaticina el también reservista militar y asesor de ciberseguridad de su país. Huawei lleva tiempo en su radar: de hecho, a finales del año pasado celebró al menos una reunión con representantes de tecnológicas para hablar de “Huawei como una amenaza de seguridad que está haciendo cabildeo en políticos europeos”, tras la cual envió también una pregunta escrita a la Comisión Europea preguntándole qué hace al respecto (la actual vicepresidenta para Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen, no respondió a preguntas concretas sobre acusaciones a un político polaco y otra francesa, limitándose a recordar que en 2023, Bruselas avaló la decisión de varios Estados miembros de restringir o excluir a Huawei de las redes 5G por razones de seguridad). Al menos desde el comienzo de la guerra en Ucrania, explica por teléfono, “hemos visto muchos esfuerzos de Huawei y de los chinos para influir a algunos políticos, no solo en Europa, también en África o en Asia central, para que usen la tecnología de Huawei”.

Los tentáculos de la inteligencia china -aunque en este caso la prensa belga asegure que no parece implicado ningún eurodiputado nacional- son bien conocidos en Bélgica. El año pasado, la policía alemana detuvo a un asistente parlamentario del eurodiputado ultra alemán Maximilian Krah, acusado de espiar para los servicios secretos chinos. Poco después, las autoridades belgas registraron las oficinas en Bruselas del entonces cabeza de lista para las elecciones europeas de junio de 2024 por Alternativa para Alemania (AfD). Por esas mismas fechas, medios belgas revelaron que el político ultra flamenco Filip De Winter cobró, como otros miembros de su partido Vlams Belaang, durante años de la inteligencia china, extremo que el político negó.

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