En la mente de Arrasate está el hecho de que el Mallorca, en este 2025, tiene una asignatura pendiente, dejar a cero la portería, algo que les acercaría al equipo al objetivo de luchar por algo más que la permanencia. De lograrlo, ya no existiría el dilema de saber, si en lo que queda de Liga, seremos carne o pescado. Cinco puntos de nueve acercan más a los rojillos a los mejores augurios, y hacen sospechar que la crisis de resultados puede ser historia. Para confirmarlo habría que ganar el domingo a un Alavés que llegará a Son Moix en descenso. En la mente de Arrasate está el hecho de que el Mallorca, en este 2025, tiene una asignatura pendiente, dejar a cero la portería, algo que les acercaría al equipo al objetivo de luchar por algo más que la permanencia. De lograrlo, ya no existiría el dilema de saber, si en lo que queda de Liga, seremos carne o pescado. Cinco puntos de nueve acercan más a los rojillos a los mejores augurios, y hacen sospechar que la crisis de resultados puede ser historia. Para confirmarlo habría que ganar el domingo a un Alavés que llegará a Son Moix en descenso.
En la mente de Arrasate está el hecho de que el Mallorca, en este 2025, tiene una asignatura pendiente, dejar a cero la portería, algo que les acercaría al equipo al objetivo de luchar por algo más que la permanencia. De lograrlo, ya no existiría el dilema de saber, si en lo que queda de Liga, seremos carne o pescado. Cinco puntos de nueve acercan más a los rojillos a los mejores augurios, y hacen sospechar que la crisis de resultados puede ser historia. Para confirmarlo habría que ganar el domingo a un Alavés que llegará a Son Moix en descenso.
El de Berriatua optó por una zaga de cinco, aunque eso no significara que fuera un planteamiento defensivo. Eso depende de que esa línea es estática, o como sucedió tuviera dos carrileros largos, Mojica y Maffeo, que se sumaban a las acciones de ataque una y otra vez, conectando tanto con Dani Rodríguez como con un recuperado Asano. El damnificado de ese esquema fue sin duda Darder, desaparecido de la creación de juego. Una táctica que era una manera de frenar a un Sevilla, que tiene en las internadas de Lukebakio a su argumento más peligroso. Las ayudas de Copete resultaron clave e hicieron que el sacrificio de dejar fuera del once inicial a Robert Navarro estuviera justificado. El plan se vino abajo con el gol de Kike Salas en la última jugada de la primera mitad.
Afortunadamente, el Mallorca no se vino abajo y tras el descanso se fue a por el partido. Dos ocasiones clarísimas del reaparecido Robert Navarro tenían que haber dado el empate a los isleños, que no le perdieron la fe al partido en ningún momento. Tuvo ser Valjent el que hiciera justicia para que Arrasate y Garcia Pimienta firmaran su cuarto empate en sus cuatro enfrentamientos, lo lógico, como lo eran las tablas finales.
Suscríbete para seguir leyendo
Diario de Mallorca – Deportes