La mitad de las empresas no habría invertido sin los Next Generation

La debilidad de la inversión en España ha sido especialmente acusada en el caso de la inversión productiva privada, que ha pasado de representar un 12,6% del PIB en 2019 a un 10,7% en 2024. Este retroceso contrasta con la tendencia seguida por la inversión pública, que se ha incrementado desde el inicio de la pandemia, llegando a

superar el 2,8% del PIB en 2024, frente a un 2,2% en 2019. No obstante, la situación habría sido peor sin la llegada de los fondos Next Generation. De hecho, el 45% de las empresas con proyectos financiados con estos recursos procedentes de la Unión Europea declaran que no habrían ejecutado tales inversiones sin el apoyo de este programa, mientras que el 31% solo habrían realizado una parte de las mismas. Así lo recoge un informe del Banco de España titulado «La debilidad empresarial en España tras la pandemia» y que hace referencia a la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), que incluyó, en su edición del segundo trimestre de 2024, un módulo específico sobre la evolución reciente y esperada de la inversión empresarial y sus factores condicionantes, en el cual participaron más de 6.500 empresas.

En el módulo específico de la EBAE se incluyeron tres preguntas adicionales para conocer el grado de participación de las empresas en convocatorias de proyectos de inversión ligados a los fondos Next Generación, así como el destino de dichas inversiones y su grado de aditividad, es decir, si se trata de inversiones que no se habrían realizado sin tales fondos.

Los proyectos dirigidos a la digitalización y automatización de procesos productivos u otras mejoras tecnológicas son el principal destino de los fondos NGEU para un 40% de las compañías solicitantes, entre las que que destacan las pertenecientes a las ramas más ligadas a los servicios turísticos, en especial el comercio, y a los servicios de no mercado.

Por su parte, las inversiones verdes (ligadas a proyectos para la descarbonización o el ahorro energético o relacionados con el cambio climático) son el principal destino para el 21,3% de las empresas solicitantes. Se concentran fundamentalmente en los sectores de la industria y el transporte, mientras que son minoritarias en el resto de las ramas. Las inversiones en I+D+i, fueron señaladas como principal destino de las asociadas a los fondos por el 16% de las empresas solicitantes, que se concentran en los servicios de no mercado y de información y comunicaciones. Por último, un 22% de las empresas refieren «otros destinos» como el principal destino de estas inversiones.

Las inversiones verdes muestran un menor grado de aditividad, ya que solo el 18% de las empresas declaran que la totalidad de estas inversiones fue posible gracias a los fondos, mientras que el 39% las habrían realizado igualmente sin este apoyo. Esta menor aditividad de las inversiones verdes, comparada con la de otros ámbitos como el digital, la I+D+i y «otros destinos» (que ofrecen una aditividad del 31%, el 33% y el 67%21, respectivamente), sugiere una mayor presencia de peso muerto en ayudas para la transición energética, lo que puede estar relacionado, al menos en parte, con una alta rentabilidad de estas inversiones en un contexto de caída de los costes de las energías verdes y de aumento del precio de los combustibles fósiles.

En cuanto a las expectativas, de acuerdo con los resultados de la encuesta, las empresas declaran, en promedio, que esperan un aumento de la inversión total en los últimos doce meses y unas previsiones de crecimiento algo menores para los doce siguientes, aunque con una gran heterogeneidad por tipo de capital productivo y sector de actividad. Por capital, las empresas esperan que las inversiones en terrenos y edificaciones se reduzcan ligeramente y que la inversión en material de transporte apenas crezca, mientras que se prevé un mayor dinamismo para la inversión en equipo (excluido el de transporte) y en activos intangibles. Por sectores, las ramas de industria y energía reportan el mayor optimismo para la inversión en los próximos doce meses, seguidas de los servicios de no mercado (entre los que se encuentran educación y sanidad) y en contraste con el sector de la construcción, que apenas prevé incrementar la inversión.

 La inversión productiva privada no ha de ha dejado de caer, pasando del 12,6% del PIB en 2019 al 10,7% en 2024  

La debilidad de la inversión en España ha sido especialmente acusada en el caso de la inversión productiva privada, que ha pasado de representar un 12,6% del PIB en 2019 a un 10,7% en 2024. Este retroceso contrasta con la tendencia seguida por la inversión pública, que se ha incrementado desde el inicio de la pandemia, llegando a

superar el 2,8% del PIB en 2024, frente a un 2,2% en 2019. No obstante, la situación habría sido peor sin la llegada de los fondos Next Generation. De hecho, el 45% de las empresas con proyectos financiados con estos recursos procedentes de la Unión Europea declaran que no habrían ejecutado tales inversiones sin el apoyo de este programa, mientras que el 31% solo habrían realizado una parte de las mismas. Así lo recoge un informe del Banco de España titulado «La debilidad empresarial en España tras la pandemia» y que hace referencia a la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), que incluyó, en su edición del segundo trimestre de 2024, un módulo específico sobre la evolución reciente y esperada de la inversión empresarial y sus factores condicionantes, en el cual participaron más de 6.500 empresas.

En el módulo específico de la EBAE se incluyeron tres preguntas adicionales para conocer el grado de participación de las empresas en convocatorias de proyectos de inversión ligados a los fondos Next Generación, así como el destino de dichas inversiones y su grado de aditividad, es decir, si se trata de inversiones que no se habrían realizado sin tales fondos.

Los proyectos dirigidos a la digitalización y automatización de procesos productivos u otras mejoras tecnológicas son el principal destino de los fondos NGEU para un 40% de las compañías solicitantes, entre las que que destacan las pertenecientes a las ramas más ligadas a los servicios turísticos, en especial el comercio, y a los servicios de no mercado.

Por su parte, las inversiones verdes (ligadas a proyectos para la descarbonización o el ahorro energético o relacionados con el cambio climático) son el principal destino para el 21,3% de las empresas solicitantes. Se concentran fundamentalmente en los sectores de la industria y el transporte, mientras que son minoritarias en el resto de las ramas. Las inversiones en I+D+i, fueron señaladas como principal destino de las asociadas a los fondos por el 16% de las empresas solicitantes, que se concentran en los servicios de no mercado y de información y comunicaciones. Por último, un 22% de las empresas refieren «otros destinos» como el principal destino de estas inversiones.

Las inversiones verdes muestran un menor grado de aditividad, ya que solo el 18% de las empresas declaran que la totalidad de estas inversiones fue posible gracias a los fondos, mientras que el 39% las habrían realizado igualmente sin este apoyo. Esta menor aditividad de las inversiones verdes, comparada con la de otros ámbitos como el digital, la I+D+i y «otros destinos» (que ofrecen una aditividad del 31%, el 33% y el 67%21, respectivamente), sugiere una mayor presencia de peso muerto en ayudas para la transición energética, lo que puede estar relacionado, al menos en parte, con una alta rentabilidad de estas inversiones en un contexto de caída de los costes de las energías verdes y de aumento del precio de los combustibles fósiles.

En cuanto a las expectativas, de acuerdo con los resultados de la encuesta, las empresas declaran, en promedio, que esperan un aumento de la inversión total en los últimos doce meses y unas previsiones de crecimiento algo menores para los doce siguientes, aunque con una gran heterogeneidad por tipo de capital productivo y sector de actividad. Por capital, las empresas esperan que las inversiones en terrenos y edificaciones se reduzcan ligeramente y que la inversión en material de transporte apenas crezca, mientras que se prevé un mayor dinamismo para la inversión en equipo (excluido el de transporte) y en activos intangibles. Por sectores, las ramas de industria y energía reportan el mayor optimismo para la inversión en los próximos doce meses, seguidas de los servicios de no mercado (entre los que se encuentran educación y sanidad) y en contraste con el sector de la construcción, que apenas prevé incrementar la inversión.

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