Hace demasiado tiempo que esto tiene mala pinta. Muy mala pinta. Es más, hace demasiado tiempo que esto no provoca la sensación de que se vaya a arreglar. Ni siquiera aquellos que llevan meses ¿años? pregonando que se trata de Honda, de las mismísima Honda, de la fábrica nº 1 del mundo, de la más grande campeona, que si patatim que si patatam, y que, un año u otro, van a volver a ganar. Hace demasiado tiempo que esto tiene mala pinta. Muy mala pinta. Es más, hace demasiado tiempo que esto no provoca la sensación de que se vaya a arreglar. Ni siquiera aquellos que llevan meses ¿años? pregonando que se trata de Honda, de las mismísima Honda, de la fábrica nº 1 del mundo, de la más grande campeona, que si patatim que si patatam, y que, un año u otro, van a volver a ganar.
Hace demasiado tiempo que esto tiene mala pinta. Muy mala pinta. Es más, hace demasiado tiempo que esto no provoca la sensación de que se vaya a arreglar. Ni siquiera aquellos que llevan meses ¿años? pregonando que se trata de Honda, de las mismísima Honda, de la fábrica nº 1 del mundo, de la más grande campeona, que si patatim que si patatam, y que, un año u otro, van a volver a ganar.
Nada, absolutamente nada, de todo eso hay que explicárselo al mallorquín Joan Mir, ¡ojito!, doble campeón del mundo de motociclismo y, por descontado, en estos momentos, con mucha diferencia, el piloto más desencantado, desilusionado, harto, desmoralizado del ‘paddock’ del Mundial de motociclismo.
Solo hay que mirar la clasificación final del Mundial de pilotos para ponerse a llorar, si uno es piloto de la firma alada.
El mejor clasificado, tras 20 grandes premios y 40 carreras, es el francés Johann Zarco que es ¡el 17º!, el japonés Takaaki Nakagami ha sido 19º y, ante la perplejidad del mundo de las dos ruedas, los dos pilotos oficiales de Honda, Mir (21º) y el italiano Luca Marini (22º), han terminado, sí, sí, como lo leen, los dos últimos de la general. Detrás, pero eso no cuenta, solo hay pilotos probadores, nada más, algún que otro wild car’, es decir, invitado esporádico a algún GP.
Si quieren seguimos con más decepciones. Cuando, en Barcelona, en el último día (oficial) de la temporada, Diario de Mallorca le preguntó a Mir cómo se puede soportar, tolerar y, sobre todo, asumir esta situación, el mallorquín nos miró con rostro cariacontecido y dijo: «Estoy aquí porque tengo dos años más de contrato. No puedo desesperarme ni tampoco tirar la toalla, pero sigo aquí porque tengo contrato». Solo le faltó añadir «sigo en Honda porque no tengo más remedio».
Mir volverá a ponerse el mono de trabajo, la semana que viene, en el test de Jerez. Sí, sí, Honda viaja a Jerez la semana que viene, aprovechando las concesiones que tiene por parte del Mundial, con entrenamientos extras, para ver si consiguen mejorar y ponerse a la altura de las fábricas europeas e, incluso, de sus colegas japoneses de Yamaha, que ya empiezan a asomar la cabeza.
«Sí, claro, iré a Jerez, pero no muy esperanzado. No creo que Honda vaya a traer un cohete a Jerez. No, no, no lo creo, la verdad. Pensaba que aquí, en Barcelona, íbamos a ver, a tener, a probar algo nuevo, mejor y no ha sido así. Todo lo que he probado ya lo había probado. Lo mismo me ocurrió hace semanas, en el test de Misano, donde tampoco hubo novedad alguna. Es por eso que no creo que, de pronto, aparezca una moto nueva y empecemos a ir mejor».
Respecto a las ocho horas de entrenamientos ininterrumpidos del pasado martes, Mir se mostró hasta aburrido. «Hemos sacado trabajo de donde no había, seguramente. La realidad es que no tenía muchas cosas para probar, todo lo había probado ya antes, eso es un poco lo que ha pasado hoy. Te esperas más de un test tan importante como este, el de final de temporada. Ya no hay mucho más», empezó diciendo el mallorquín.
«Espero, desde luego, que la semana que viene traigan cosas nuevas, según me han dicho. Desde luego, en Barcelona, no hemos dado ni medio paso, no teníamos nada que mejorase el paquete general de nuestra moto», dijo.
Cuando le tiramos de la lengua, Mir, que ya está muy harto de esperar la reacción de Honda, que acaba de anunciar el fichaje del italiano Romano Albesiano, como nuevo Director Técnico, que empezará a trabajar con los japoneses a partir del 2 de enero, reconoció estar enfadado. «¿Cómo no lo voy a estar? Hay tiempos asignados para que lleguen cosas, pues aquí no han llegado, por A o por B. No estoy contento, no, porque no es para estarlo. Estamos todos en este barco, todos queremos salir de esta situación, es evidente y lo sé, pero si no tenemos nada para este test, no sé qué esperar del de la semana que viene. Seguimos un poco en la misma situación que estábamos, lejos, y a ver si la semana que viene podemos acercarnos un poco».
Mir se quejó porque, durante 70 vueltas, solo ha vuelto a probar lo mismo que ya había probado antes. «Creo que todos los miembros del equipo también esperaban más. Era muy necesario traer una moto nueva aquí y empezar a ver la luz. Han ido llegando cositas durante el año porque se ha ido trabajando, y el ‘timing’ quizás se ha retrasado por todo eso, pero esperábamos más».
No es fácil ser piloto de Honda, pues las prestaciones de la moto y, sobre todo, la reacción de la fábrica más grande y vencedora del mundo es nula, cero, cero. «Tienes que creer en el proyecto, porque eres profesional y no te queda más remedio. Yo, desde luego, sigo creyendo y vengo animado a las carreras y a los test porque tengo dos años de contrato y, lógicamente, no tiene sentido tirar la toalla, pero lo que nos está pasando no tiene demasiado sentido, la verdad».
Si uno escucha a Alberto Puig, máximo responsable del equipo Honda, la preocupación va en aumento, pues no tiene mucho que decir, da la impresión de que él está igual de preocupado que su piloto estrella. «No tenía sentido traer una moto negra, una moto nueva, cuando aún estamos probando cositas».
«Trabajamos», acabó contando Puig, en Montmeló, «con diferentes temas de la moto, para la estabilidad, la frenada, las vibraciones… No está siendo fácil solucionar lo de las vibraciones. No es el típico chattering (rebote), es algo mayor. Condiciona mucho al piloto. Es lo que nos tiene más preocupados».
Diario de Mallorca – Deportes