Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad: «Hoy el mayor riesgo de virus pandémico es la gripe aviar en el peor contexto político»

Solo han pasado cinco años, pero Padilla los ha exprimido de forma intensa. La llegada del virus le pilló en las trincheras de atención primaria y cinco años más tarde supervisa que estemos preparados Leer Solo han pasado cinco años, pero Padilla los ha exprimido de forma intensa. La llegada del virus le pilló en las trincheras de atención primaria y cinco años más tarde supervisa que estemos preparados Leer  

Hace cinco años Javier Padilla sufrió los estragos de la pandemia como médico de atención primaria en un centro de salud de la Comunidad de Madrid. Hace más de un año que, tras su paso por la Asamblea de la región, llegó a la Secretaría de Estado de Sanidad como mano derecha de Mónica García. Su perfil técnico especializado en Medicina de Familia y Comunitaria, con un máster en Salud Pública, así como en Economía de la Salud y del Medicamento, le coloca como autoridad para desgranar los deberes y las fortalezas del sistema sanitario que hace cinco años se vio golpeado por la pandemia.

¿Qué recuerda del inicio de la pandemia antes de la declaración del estado de alarma?
Tengo un recuerdo de la semana previa al decreto y de las anteriores. Era una sensación de una creciente indefensión, por decirlo de alguna manera. Estar en el centro de salud y como las recomendaciones estaban muy delimitadas a la procedencia geográfica, había una cierta sensación de calma. Pero llegó un momento en el que se vio que no era así, y en los centros de salud hubo un nivel de desprotección muy grande.
¿Y cuándo llega el confinamiento?
La gran mayoría de los pacientes iban a los centros de salud, también había atención telefónica y domiciliaria. Pero no solo por el Covid, porque recordemos había mucha enfermedad crónica (diabetes, hipertensión, insuficiencia cardiaca…) que no siempre podía posponerse y había que seguir viéndola presencialmente. Otro momento clave es cuando se abre el hospital de Ifema, porque las plantillas nos quedamos más mermadas, ya que en esa primera ola se contagiaron muchos profesionales sanitarios.
¿Usted también?
Sí. Recuerdo pasarlo solo en casa con el pulsímetro en el dedo porque notaba que me faltaba el aire. Mi pareja, que estaba de excedencia porque mi hija nació prematura, se había ido con sus padres dos días antes del estado de alarma.
Como médico, ¿qué mensajes echó de menos entonces por parte de las autoridades?
Certezas. Lo que pasa es que cuando realmente no las tienes es una irresponsabilidad transmitirlas. Pero, aquí hay opiniones para todos los gustos. Es verdad que todos queríamos saber cuándo iba a bajar la curva.
¿Y en cuanto a las decisiones?
En realidad, aquí deberíamos pensar cuáles son las decisiones concretas que con anterioridad al Covid deberían haberse tomado. Durante la pandemia los sistemas de información mejoraron más que en la década anterior.
Llegamos sin preparación, pero ¿salimos mejores?
En cierto modo. Hay sistema de información que están mucho mejor dotados para poder hacer seguimiento diario y la evolución de un proceso epidémico. Lo vimos este verano con la amenaza de mpox [antes viruela del mono] que pasamos de informes quinquenales a dos a la semana. Esto es gracias a la mejora de los sistemas de vigilancia y la estructura de colaboración entre el Centro Nacional de Microbiología, Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III, Dirección de Salud Pública y las comunidades autónomas.

«Durante la pandemia los sistemas de información mejoraron más que en la década anterior»

Pero seguimos sin la Agencia de Salud Pública…
En 2011 se aprobó la Ley General de Salud Pública y había tres ítems que tenían que transformar sus servicios de salud pública: la estrategia nacional, la red de vigilancia y la agencia/centro nacional. La primera se aprobó en junio de 2022, 11 años después; la red en junio de 2024, 13 años después; y, la agencia la vamos a aprobar ahora, cinco años después de la pandemia. Irá por el trámite de urgencia y podrían estar en unos seis meses.
Junto a Pedro Gullón, actual director de Salud Pública, publican en la primera ola, Epidemocracia (Capitán Swing Libros), donde reflexionan sobre todo esto. ¿Sigue vigente?
Hoy escribiríamos un libro muy parecido. Hay varios elementos fundamentales desde un punto de vista estructural para la preparación de los sistemas fuera de los momentos de crisis fuera para afrontarlas cuando lleguen.
¿Y hemos mejorado ya esas estructuras críticas?
Sí que se ha avanzado de forma notable en la preparación y la respuesta en los centros sanitarios con protocolos sobre qué hacer. También ya tenemos una reserva estratégica encomendada desde 2023 al Instituto de Gestión Sanitaria, conjuntamente con el Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo y el Ministerio de Defensa. De hecho, hay parte de ello almacenado en dependencias de esta cartera. No tener antibióticos ante un conflicto bélico o ante una gran catástrofe natural imposibilita la realización de una cirugía. Hay ciertos medicamentos que no podemos no tener y al tiempo depender de las cadenas de distribución internacionales.
Esto está vinculado a la propuesta europea de autonomía estratégica…
Sí a través del proyecto de la ley de industria está el desarrollo, la creación y desarrollo de la Recapi, que es justamente esa reserva estratégica de capacidades, que va de la mano de otros elementos que en el sector del medicamento están ahora mismo muy en boga, como es todo lo que está a nivel europeo con la Critical Medical Act. Se publicó una carta de 11 ministros y ministras de salud, entre los cuales está Mónica García, pidiendo a Europa que la inversión y el gasto en medicamentos críticos sea considerado también un gasto de defensa. Son diferentes caminos que van hacia lo mismo: mejorar la capacidad de producción regional de los fármacos que, en situación de crisis, son verdaderamente críticos.

«Estamos mejor que en 2020. La reserva estratégica de material es un adelanto notable»

¿Aquí tenemos una fortaleza?
Tenemos 172 plantas de medicamentos humanos y veterinarios.Muchas de ellas hacen cosas únicas. Hubo dos aprendizajes muy concretos que fueron clave: la posibilidad de reconfiguración de farmacéuticas de veterinaria a humana, como Hipra, y que cuando hizo falta muchas vinieron a preguntar qué hacía falta. Eso nos muestra un tejido industrial con capacidad para poner al servicio de la población.
Sanidad ejerció el mando en sus competencias, ¿por qué Asuntos Sociales no lo hizo con las residencias?
Los centros sociosanitarios fueron un gran foco de mortalidad y ahora mismo sí que se ha avanzado durante la legislatura en una propuesta por parte de la cartera de Derechos Sociales sobre cómo tienen que ser estos centros y cómo se ha de garantizar que una persona en un centro sociosanitario en una situación de pandemia fuera a tener los mismos derechos que si estuviera en su casa. hay comunidades autónomas que hoy día no podrían garantizar esto todavía. Porque no debemos olvidar que la mayoría de las epidemias con las que nos vamos a topar en el futuro van a ser más lesivas y letales en la población mayor. En las residencias se dan tres elementos fundamentales: vulnerabilidad clínica (tienen otras enfermedades asociadas), social (la transmisión es más fácil) y de servicios públicos (hay que diseñar bien la coordinación entre atención primaria y estos centros). La labor del Ministerio de Sanidad no es comparable a ningún otro ministerio, ya que intentó con sus medidas frenar las dinámicas de transmisión.
En el mencionado libro, hace referencia a la importancia de los datos. Fueron un talón de Aquiles y hubo un uso político..
Hoy tenemos un nivel de acuerdo mucho mayor en cuáles son los indicadores que se recogen y, además, también yo creo que tenemos una familiarización mucho mayor por parte de todos. Ahora mismo hay mucho más conocimiento en todo esto como para hacer un uso torticero.
El sistema sanitario, sus profesionales, sostuvieron el golpe. ¿Su carácter resiliente lo salvó?
Las crisis forman parte de nuestro propio ADN: lo normal es que siempre esté en crisis. Esto significa que no va a tener nunca un sistema de confort. Sí que hemos conseguido que sea más flexible. Trabajamos en la reforma del Estatuto Marco. Pero también debemos incentivar que haya más profesionales que se decanten por la Salud Pública.
¿España está preparada ahora para la siguiente pandemia?
Estamos mejor preparados que en 2020 por todo lo expuesto y por los aprendizajes sociales y personales. Pero nunca se está del todo. ¿Cuántos fallecimientos sería estar preparado? Nos resignamos a contestar. Si bien es cierto que si ahora mismo llegara una pandemia de este tipo [una infección respiratoria] en el caso de que se diera una saturación de los servicios de salud y de tener que adaptar las estructuras (unidades de reanimación, cuidado de enfermos críticos) no tendríamos el factor de restricción que hubo entonces: la ausencia de respiradores. Esto nos impidió ampliar nuestras capacidades. La reserva estratégica de material es una mejora muy notable con respecto a 2020.
Entonces, llegamos mejor, pero todavía con deberes pendientes…
Decir que estamos preparados y echarnos a dormir es una irresponsabilidad. Lo que toca es seguir mejorando las formas de coordinación, cómo ampliar esas reservas estratégicas y también continuar con los sistemas de salud pública. Pero, no debemos olvidarnos de las personas que lo han de ejecutar todo: debemos mejorar las condiciones de los trabajadores de la salud para que estos servicios de vigilancia epidemiológica sean un lugar atractivo. La gente ya sabe lo que es un epidemiólogo, ahora queremos que decidan ejercer como tal. [La especialidad en Medicina Preventiva y Salud Pública dejó 12 vacantes en primera vuelta el año pasado en la elección de plazas MIR].
Y si la siguiente crisis sanitaria es de gripe aviar y llega de EEUU…
Ahora mismo, el mayor riesgo de virus pandémico es ese. Y lo es en el peor contexto político posible. Con un alto representante sanitario que dice que el sarampión se cura con vitamina A. Más allá, tenemos un problema de información. Porque un gobierno que se emancipa de los órganos de gobernanza globales en materia de salud es un riesgo. Recordemos todo lo que se escribió de China en 2020. ¿Quién garantiza ahora que EEUU sea más transparente? Estamos ante una crisis de las instituciones muy grave.

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