El Real Mallorca parece empeñado en demostrar que no quiere ir a Europa la temporada que viene. Ante el Girona (1-0), en una actuación infame y en la que solo Greif evitó un resultado más abultado, el conjunto de Jagoba Arrasate protagonizó un partido para olvidar, lleno de errores, nervios y con una falta de actitud e intranquilidad impropias de un equipo salvado desde hace muchas semanas. El Real Mallorca parece empeñado en demostrar que no quiere ir a Europa la temporada que viene. Ante el Girona (1-0), en una actuación infame y en la que solo Greif evitó un resultado más abultado, el conjunto de Jagoba Arrasate protagonizó un partido para olvidar, lleno de errores, nervios y con una falta de actitud e intranquilidad impropias de un equipo salvado desde hace muchas semanas.
El Real Mallorca parece empeñado en demostrar que no quiere ir a Europa la temporada que viene. Ante el Girona (1-0), en una actuación infame y en la que solo Greif evitó un resultado más abultado, el conjunto de Jagoba Arrasate protagonizó un partido para olvidar, lleno de errores, nervios y con una falta de actitud e intranquilidad impropias de un equipo salvado desde hace muchas semanas.
Dos semanas sin fútbol para recuperar piernas, una jornada más o menos propias en cuanto a los rivales y la recuperación de Muriqi y Asano para ganar más armas. Nada de ello apareció en Montilivi en un encuentro que dejó la sensación de que la temporada se está haciendo muy larga para los bermellones.
Todo el partido del Mallorca en Girona fue difícil de entender. O sí, si se entiende que la defensa fue un circo en el que nadie mandaba y el resto del equipo unas figuras de ajedrez mal colocadas en el tapete. Cuesta recordar un partido este curso en el que Maffeo, Valjent, Raíllo, Copete y Mojica estuviesen tan mal como ayer. Descolocados, superados, enfadados consigo mismos y con el compañero… No había pasado ni media hora y la desesperación ya era evidente en ellos.
Y es que el tempranero gol de Stuani hizo mucho daño a los de Arrasate, que no habían salido mal al campo. El de Berritua confió en el mismo once que venció a la Real Sociedad a domicilio, pero ni de lejos salió lo que tenía planeado. Es cierto que en los primeros minutos la posesión, aunque estéril, era bermellona, pero fue una ilusión. Un espejismo que se diluyó a la que al Girona le dio por poner un pie en el área.
Como en toda la primera mitad, el agujero entre Maffeo y Valjent fue rápidamente detectado por los de Michel. Un balón en largo de Gazzaniga lo peinó Stuani sobre Valjent, con el de Sant Joan Despí no se sabe muy bien dónde. El centro acabó rozando en Yangel Herrera, al que habían ido a tapar Darder y Mojica, este fuera de zona. Portu remató a portería y el balón lo rechazó como pudo Raíllo para que el uruguayo, con tranquilidad, fusilara a Greif antes del minuto 10.
El tanto, como era de esperar, sentó fatal a los bermellones, que únicamente tenían a Darder como luz en un partido en el que cada minuto parecía una hora. La actitud y los fallos de concentración en un partido en el que el triunfo les colocaba séptimo en puestos de Europa League eran imperdonables. Lentitud a la hora de sacar el balón, falta de ayudas por todo, futbolistas como Dani con 4 balones tocados en 45 minutos… Los problemas del Mallorca era muchos y Arrasate no encontraba la solución desde la banda, pidiendo calma ante los nervios que mostraban los suyos.
Un lejano disparo de Darder, que obligó a lucirse a Gazzaniga con un paradón, fue lo único que generó el Mallorca en ataque. Y en defensa la fiesta continuó. Pérdidas innecesarias por exceso de confianza, reproches continuos y un centro del campo superado fueron la tónica predominante del primer periodo en que lo mejor para los visitantes fue el resultado, dando la sensación de que el Girona con haber apretado un poco más habrían aumentado su ventaja en el marcador.
El inicio de la segunda siguió por el mismo camino o incluso peor. Greif tuvo que volar para evitar lo que hubiese sido un golazo de Herrera. Jugadores como Samu Costa empeoraban cada jugada en la que participaban, el centro del campo seguía sin enterarse de la película y Larin era un faro que no conseguía retener ninguna pelota. Y en el minuto 60, Arrasate, que estaba muy enfadado, quitó a Copete -menudo partido el suyo- y Antonio para meter a Mascarell y Asano, rompiendo la infame defensa de cinco. Greif, en dos ocasiones más, seguía impidiendo que el Girona aumentase el marcador.
Muriqi y Domenech fueron los siguientes jugadores en entrar. Tocaba rezar en busca de alguna jugada aislada que permitiese, como poco, sumar un punto en una noche que era para olvidar. Pero el juego del equipo continuó siendo igual de infame. Y nada más ocurrió. El Girona dio un paso atrás y le bastó para guardar su ventaja hasta el pitido final. El Mallorca cuajó un partido vergonzoso sin consecuencias clasificatorias, pero dejando escapar de nuevo otra gran oportunidad de poner algo de distancia en la pelea por Europa.
Diario de Mallorca – Deportes