El caso Mbappé se ha convertido oficiosamente en un problema para el Real Madrid. Hace semanas que el club trabaja para que el delantero ofrezca su mejor versión en el césped superando lo que hasta ahora se entendía como un problema de adaptación al equipo, a la ciudad y a una vida diferente a la que llevaba en París. El caso Mbappé se ha convertido oficiosamente en un problema para el Real Madrid. Hace semanas que el club trabaja para que el delantero ofrezca su mejor versión en el césped superando lo que hasta ahora se entendía como un problema de adaptación al equipo, a la ciudad y a una vida diferente a la que llevaba en París.
El caso Mbappé se ha convertido oficiosamente en un problema para el Real Madrid. Hace semanas que el club trabaja para que el delantero ofrezca su mejor versión en el césped superando lo que hasta ahora se entendía como un problema de adaptación al equipo, a la ciudad y a una vida diferente a la que llevaba en París.
Pero a las malas actuaciones deportivas se suman la aparición de varios contratiempos en su vida personal que han comenzado a generar síntomas preocupantes en el juego y la forma de actuar del francés. Después de ver una mejor versión del jugador en Leganés, donde Ancelotti le colocó a la izquierda desplazando a Vinicius al centro, Kylian completó en Liverpool uno de los peores partidos desde que desembarcó en el Madrid. Más allá del penalti fallado, en el que se apreció claramente su desconfianza en el lenguaje corporal y los gestos previos al lanzamiento, la toma de decisiones de Kylian durante el encuentro denota que atraviesa por un momento de estrés y ansiedad que le impide expresarse con naturalidad en el campo.
Y este «bloqueo», que tiene más que ver con lo mental que con lo físico, se ha convertido en el problema prioritario a resolver en el club. En un primer momento Carlo Ancelotti lideró las gestiones para ayudarle a superar este mal momento. Más allá de la cercanía de su hijo Davide, que es quien más contacto tiene con la plantilla por una cuestión casi generacional, el técnico, que siempre se ha mostrado muy cercano, habló con Kylian y trató de rebajar la ansiedad que le lastra. Le descargó de responsabilidad, dio la cara por él en varias ruedas de prensa y terminó desplazando a Vinicius al centro en Butarque buscando que Mbappé estuviese más cómodo en la izquierda para que ganase parte de la confianza perdida en estos primeros meses en el club.
Mientras esto ocurría, al futbolista se le han ido multiplicando los problemas extradeportivos. Primero con el contencioso que tiene abierto con el París Saint-Germain por el impago de un bonus de 55 millones de euros, que se resolverá en la justicia ordinaria por iniciativa del club que preside Nasser Al-Khelaifi. Y a eso se ha unido el ruido generado por una investigación abierta en Suecia tras una denuncia por violación que algún medio del país nórdico ha relacionado con el delantero del Real Madrid. El episodio se produjo durante un parón de selecciones en el que el madridista fue liberado por Didier Deschamps en Francia.
En medio de esta complicada tesitura el Real Madrid ha pedido ayuda a Zinedine Zidane, exjugador y entrenador blanco, para «desbloquear a Mbappé«. ‘Zizou ‘es una de las personas con más ascendencia sobre Kylian y el principal culpable de que hoy Mbappé sea jugador blanco. Zinedine mantiene con él una relación parecida a la que entabló con Karim Benzema, quien se apoyó en el marsellés y fue clave cuando las cosas no le funcionaban en Madrid con Mourinho. En su día, Zidane informó al club de la existencia de Mbappé cuando comenzaba a destacar en categorías inferiores, luego actuó como puente con el futbolista cuando los blancos trataron de cerrar su fichaje, y finalmente ejerció de maestro de ceremonias el día de la presentación del delantero de Bondy en el Santiago Bernabéu, el pasado 16 de julio. Se da la circunstancia, además, de que Zidane también sufrió en su primer año de madridista problemas para adaptarse a la idiosincrasia del Real Madrid tras llegar de la Juventus.
En el club se espera que el penalti de Anfield signifique un punto de inflexión para que Mbappé invierta la dinámica y recupere la versión de futbolista que se espera de él en el Bernabéu. Todos esperan volver al Kylian eléctrico que marcó un gol en su estrenó en la final de la Supercopa de Europa que el Madrid ganó al Atalanta. Aunque cada vez son más los que advierten que el francés no encaja en el ecosistema ‘galáctico’ de Florentino ni en la forzada pizarra de Ancelotti. Además, en la grada se comienza a dudar sobre si tiene la personalidad y el carácter suficiente para imponer su figura ante la presencia de otras estrellas que ya están contrastadas en el club como Vinicius o Bellingham. Es ahí donde Zidane puede ser de gran ayuda para el Real Madrid, como ya lo fue en el caso de Karim Benzema, al que Zizou terminó entregando su Balón de Oro…
Diario de Mallorca – Deportes