El Real Madrid trata a Kylian Mbappé como si fuera un paciente que tiene un virus para el que todo el mundo tiene diagnóstico, pero nadie cura. Sus compañeros y su entrenador le citan en tercera persona. Le cargan de responsabilidad y a la vez creen que en algún momento logrará asumirla con acierto. Es el chivo expiatorio de un campeón de Champions que está en el abismo de la competición. El problema es sistémico: falla el planteamiento, la planificación y el acierto, pero como de todos los presentes en Anfield el que tenía más claro su deber era Mbappé y no lo hizo, el francés carga con el peso del fracaso. Se quedó solo tras fallar el penalti, con las manos en la cara y sus compañeros siguiendo el resto de la acción. El Real Madrid trata a Kylian Mbappé como si fuera un paciente que tiene un virus para el que todo el mundo tiene diagnóstico, pero nadie cura. Sus compañeros y su entrenador le citan en tercera persona. Le cargan de responsabilidad y a la vez creen que en algún momento logrará asumirla con acierto. Es el chivo expiatorio de un campeón de Champions que está en el abismo de la competición. El problema es sistémico: falla el planteamiento, la planificación y el acierto, pero como de todos los presentes en Anfield el que tenía más claro su deber era Mbappé y no lo hizo, el francés carga con el peso del fracaso. Se quedó solo tras fallar el penalti, con las manos en la cara y sus compañeros siguiendo el resto de la acción.
El Real Madrid trata a Kylian Mbappé como si fuera un paciente que tiene un virus para el que todo el mundo tiene diagnóstico, pero nadie cura. Sus compañeros y su entrenador le citan en tercera persona. Le cargan de responsabilidad y a la vez creen que en algún momento logrará asumirla con acierto. Es el chivo expiatorio de un campeón de Champions que está en el abismo de la competición. El problema es sistémico: falla el planteamiento, la planificación y el acierto, pero como de todos los presentes en Anfield el que tenía más claro su deber era Mbappé y no lo hizo, el francés carga con el peso del fracaso. Se quedó solo tras fallar el penalti, con las manos en la cara y sus compañeros siguiendo el resto de la acción.
«Lo de Mbappé me ha pasado más veces, sobre cuando se trata de delanteros hay momentos en los que les cuesta marcar. Hay una medicina que es ser paciente, porque creo que es un momento difícil para él, sobre todo después del penalti fallado. Todo el mundo tiene que apoyarlo, porque pronto saldrá de esta. Puede ser que le falte un poco de confianza», dijo de él Carletto. La sensación, común al resto de jugadores que comparecieron tras la derrota en Anfield, es como si hablasen de un enfermo con el que se compadecen, pero que tendrá que superar su dolencia en solitario.
La idea es que nadie va a armarle la pierna para que sus disparos vayan como el que anotó contra la Atalanta en la final de la Supercopa o frente a la Real Sociedad en LaLiga. Ya puede el francés rebobinar hasta Varsovia, porque el equipo de Bérgamo, al que el Real Madrid se enfrentará a domicilio el 10 de diciembre, ha ganado 10 de sus últimos 12 partidos. Es junto al Liverpool, el equipo más en forma de Europa: segundo en la Serie A, a un solo punto del Nápoles, y quinto en la fase liga de la Champions. Y si hay un equipo al que nadie quiere hacerle un favor o se plantearía un partido sin competir por haber cumplido sus objetivos, si hay uno solo, es el Real Madrid. El club a batir, algo que esta temporada ya han logrado Lille, Milan y Liverpool.
Según la estadística avanzada, Mbappé tuvo un indicador de xG (goles esperados) de 0,83. Y eso, con un solo tiro a puerta, que fue el penalti fallado ante el portero suplente del Liverpool, el irlandés Caoimhín Kelleher, que adivinó las intenciones del francés. «La verdad es que no miro demasiado al jugador cuando tira, aunque estaba seguro, porque venía de parar un penalti entre el Southampton (a Adam Armstrong, decisivo en la remontada contra el colista). Tenía confianza y, por suerte, volví a tomar el camino correcto», reflexionó el artífice de que el conjunto de Arne Slot completase un 5/5 perfecto en la Champions. O por lo menos eso es lo que piensan todos los jugadores del Real Madrid salvo Mbappé.
Él solo piensa en rebobinar y volver a tirar un penalti que aunque no habría acabado con todos sus males, por lo menos le habría apartado del centro de la diana. No fallaba una pena máxima el galo desde el 3 de marzo, en la Copa de Francia, aunque la cantidad de errores desde los once metros en su carrera es alta para un jugador de sus características. Con el fallo en Anfield son ya 11 penaltis fallados en la carrera de Mbappé, el 20 (19,64)% de los 56 que ha intentado. Aunque esta temporada llevaba tres convertidos, que le han permitido maquillar las exiguas cifras si se comparan con la progresión que debería llevar un ariete que prometió 50 goles por temporada después de anotar el primero con la camiseta blanca, precisamente el día de su debut en la final de la Supercopa.
Su primer título de blanco, aquel que parecía el comienzo de un cuento de hadas que, por el momento, se ha vuelto una película de sobremesa. Una de sucesos inexplicables donde el culpable parece claro desde el principio. Y eso es lo que piensan los jugadores del Real Madrid si se hace una lectura atenta de sus declaraciones. «En la segunda parte marcan, se pone cuesta arriba y tenemos el penalti. Al fallarlo y al marcar ellos el segundo ya se complicó todo mucho«, dijo Ceballos, el primero en comparecer tras el desastre de Anfield. El suyo, otro partido intrascendente, pero, como el resto de la escuadra de Ancelotti, se guardó bajo el parapeto del error de Mbappé.
«Kylian está trabajando mucho, nosotros mejor nadie lo sabemos. No están saliendo las cosas bien, no está metiendo los goles que quiere meter. Es difícil asentarse en un club como el Madrid, pero Kylian lo hará. Estoy seguro», añadió el mediocampista. El tono del postpartido fue el mismo. Sin querer hacer daño, pero hablando de una estrella con compasión. Un discurso difícil de asimilar. «Tuvimos buenas contras, pero no definimos bien. Así es difícil. En la segunda parte se ponen 1-0 y lamentablemente fallamos el penalti. Y con el segundo ya fue muy complicado», analizó el belga, apuntando de nuevo al desgraciado momento que llegó a la hora de juego.
Pero lo cierto es que el Real Madrid se desmoronó minutos antes con la lesión de Camavinga, el único, junto a Courtois, a la altura del escenario que se planteaba. Lo peor para un equipo del tamaño y los objetivos del 15 veces campeón de Europa es que lo ridiculicen, algo que hizo Andrew Robertson, jugador del Liverpool que cometió la pena máxima sobre Lucas Vázquez: “Noté que Caoimhin (Kelleher) se estaba aburriendo y le di algo que hacer. Afortunadamente, dio un paso adelante”. El capitán, que salió en la segunda parte, también se refirió a Mbappé: «Apoyamos a Kylian siempre, es un gran jugador, lo ha demostrado siempre. Es de talla mundial, lo demostrará, el equipo está para ayudarle».
De nuevo, el tono del que se dirige a alguien que sufre un problema del que solo puede salir él. Cuando lo cierto es que Mbappé está siendo incapaz de asociarse con sus compañeros. Pero el ser el elemento nuevo y discordante con respecto a la temporada pasada, de Liga y Champions, hace que cargue con todas las culpas. El único que realmente exoneró al delantero por la izquierda, en ausencia de Vinicius, fue Bellingham. Como en la previa, el inglés fue el más directo y sincero con la situación que está atravesando el Real Madrid.
«Las ocasiones no han sido del todo claras. Es decepcionante, nos habría gustado jugar mejor. Queríamos ganar. Mbappé ya nos da mucho con sus goles, esto puede pasar cuando uno asume la responsabilidad. Cualquier puede fallar un penalti, no es la razón por la que hemos perdido hoy. Ganamos juntos, perdemos juntos. Las lesiones lo hacen más difícil, pero no es excusa. Ellos también tienen bajas. Debes jugar con ello. No hemos tomado la responsabilidad, no hemos cogido el toro por los cuernos y ellos, sí», resumió el inglés. Él, como Mbappé, tuvo que soportar la presión de Inglaterra y el peso de su fichaje, que resolvió en la primera parte de la temporada pasada, pero que vuelve a perseguirle en el inicio de la actual, en la que, como al galo, se le pide un punto diferencial que por ahora no está encontrando. Pero el problema del Real Madrid no es de dos, sino de 22.
Diario de Mallorca – Deportes