El papa Francisco se mantiene estable y no ha vuelto a tener crisis respiratorias, según el parte médico

El papa Francisco se mantiene estable y no ha vuelto a sufrir crisis respiratorias desde el ataque de broncoespasmo que padeció el viernes e hizo saltar las alarmas, pues hasta ese momento había un cauto optimismo sobre la recuperación de su neumonía. Este es el principal mensaje del parte médico de la tarde de este sábado, difundido a las 18.46, que enumera varias señales de normalidad: “Las condiciones clínicas del Santo Padre se mantienen estables. Ha alternado ventilación mecánica no invasiva con largos periodos de oxigenoterapia de alto flujo, manteniendo siempre buena respuesta al intercambio gaseoso. El Santo Padre se encuentra sin fiebre y no presenta leucocitosis [aumento de glóbulos blancos, señal de una infección en marcha]. Los parámetros hemodinámicos se han mantenido siempre estables”.

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 El Pontífice se recupera del ataque de broncoespasmo del viernes, respira con mascarilla y no presenta fiebre. El pronóstico sigue siendo reservado  

El papa Francisco se mantiene estable y no ha vuelto a sufrir crisis respiratorias desde el ataque de broncoespasmo que padeció el viernes e hizo saltar las alarmas, pues hasta ese momento había un cauto optimismo sobre la recuperación de su neumonía. Este es el principal mensaje del parte médico de la tarde de este sábado, difundido a las 18.46, que enumera varias señales de normalidad: “Las condiciones clínicas del Santo Padre se mantienen estables. Ha alternado ventilación mecánica no invasiva con largos periodos de oxigenoterapia de alto flujo, manteniendo siempre buena respuesta al intercambio gaseoso. El Santo Padre se encuentra sin fiebre y no presenta leucocitosis [aumento de glóbulos blancos, señal de una infección en marcha]. Los parámetros hemodinámicos se han mantenido siempre estables”. El Papa no está intubado, se deduce del parte médico, sino que recibe aire con mascarilla.

El comunicado también indica que el Pontífice ha estado siempre consciente, come normalmente, se levanta y se mueve por el apartamento donde se aloja, en la décima planta del hospital Gemelli. También ha realizado fisioterapia respiratoria, “colaborando activamente”. Ha rezado 20 minutos en la capilla contigua a su habitación y ha recibido la comunión. En todo caso, el pronóstico sigue siendo reservado, si bien es reseñable que sus condiciones no se consideran críticas, una expresión que ya ha desaparecido de los partes. El jueves se dio por superada la “fase crítica”, tras la crisis más preocupante registrada hasta ahora, hace una semana. No obstante, la situación sigue siendo compleja.

Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero con una bronquitis que no terminaba de curarse, se agravó con una neumonía bilateral detectada el día 18 y el 22 atravesó una crisis respiratoria prolongada. Parecía haber salido de ella, pero este viernes volvió a sufrir otra, si bien el parte médico la calificó esta vez de “episodio aislado”.

El ataque de broncoespasmo ocurrió a las dos de la tarde del viernes y fue resuelto en breve tiempo, pero la cuestión a partir de ahora es averiguar si puede haber agravado el cuadro general de la neumonía que padece el Papa. En principio, los médicos esperan saberlo mañana domingo, 48 horas después del episodio.

El broncoespasmo causó al Pontífice “un episodio de vómitos con inhalación y un repentino empeoramiento de su cuadro respiratorio”. Es decir, aspiró parte del vómito, que fue a parar a los pulmones, un tipo de complicación que no es rara en estos casos y requiere una intervención inmediata. En efecto, los médicos actuaron rápidamente, aspirando las vías respiratorias para limpiarlas y aplicaron ventilación mecánica. Luego el nivel de respiración y oxigenación volvió a los niveles anteriores. Sin embargo, el riesgo es que la ingestión accidental de vómito pueda causar una nueva infección en los pulmones y complicar la neumonía. Por eso es relevante la mención del parte de hoy a que no se ha detectado un aumento de glóbulos blancos.

La crisis del viernes desató la alarma y la inquietud en el Vaticano, después de seis días de lenta recuperación desde la que el Papa sufrió el sábado pasado. Bergoglio llevaba tres días haciendo fisioterapia respiratoria e incluso trabajaba. Aunque los médicos ya advirtieron que “dada la complejidad del cuadro clínico, son necesarios más días de estabilidad clínica para cambiar el pronóstico”.

El incidente confirma lo que advirtió el equipo médico en su única rueda de prensa, el 21 de febrero: la vida del Papa “no corre peligro, pero no está fuera de peligro”. También refuerza la idea de que, en el mejor de los casos, la estancia de Francisco en el hospital será bastante larga y luego requerirá un estrecho seguimiento médico. Es decir, tras dos semanas de hospitalización y un plazo de recuperación muy incierto, el pontificado está en una nueva fase, en la que el Papa tendrá que ejercer su cargo bajo mínimos y desde el hospital.

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