Han pasado 20 años desde que Holly Black y Tony DiTerlizzi capturaran magia para la fantasía juvenil con cinco libros, y siete posteriores: «Las crónicas de Spiderwick». Desde entonces, son millones los lectores que se han dejado cautivar con las aventuras de la familia Grace en la finca Spiderwick, que les legó el famoso entomólogo Arthur Spiderwick, y de la cinta del mismo nombre (2008), que convenció a todo el mundo, recaudando más de 164 millones de dólares frente a su presupuesto de producción de 90 millones. Ahora acaba de aterrizar en el canal SyFy la gran apuesta de la serie de «Las crónicas de Spiderwick». Una revisión de la saga literaria desde un punto de vista más detallista que en la película.
La trama nos hace acudir al pequeño pueblo de Henson, donde un horrible ogro, Mulgarath, adopta la forma humana del psicólogo doctor Brauer (Christian Slater), y junto a su acompañante, la misteriosa, gótica y sangrienta Calliope (Alyvia Alyn Lind), personaje añadido en la serie, tiende una trampa a la familia Grace. Al pueblo llegan, tras el divorcio de sus padres, Helen (Joy Bryant) y Richard (Rhys Coiro), los tres hermanos: Noah Cottrell como Simon Grace, Lyon Daniels como Jared Grace, y Mychala Lee como Mallory Grace. Mulgarath quiere hacerse con el cuaderno de campo de Arthur Spiderwick (Albert Jones) que permanece oculto.
La serie, producida por Paramount Television Studios y 20th Television, tiene una fotografía que recuerda a la del proyecto anterior del showrunner, Aron Eli Coliette, responsable de «Lock & Key». Y la mansión Spiderwick es una locura de seres extraños, habitaciones extravagantes y miles de secretos detrás de sus paredes, suelos y techos. Está pensada para dar asombro, pero que nadie interprete ese nuevo hogar como algo muy ruinoso o un castigo. A su llegada a la casa se une la aparición del sirviente de la casa, Dedalete (Jack Dylan Grazer), que causará todo tipo de estragos. No hay que olvidar la actuación de la abuela Lucinda (Charlayne Woodard), internada en un centro psiquiátrico aquejada de ver seres mágicos, que junto a Slater firman lo mejor de la serie. Mezclado con el tema mágico, quizá poco desarrollado para el original de los libros, subyacen conflictos adolescentes, como el ostracismo, demasiado amontonados, y en el que destacan los perfiles de los tres hermanos. Jared es el gemelo causante de todos los problemas, y cuándo no ha sido él, también. Su relación con el resto de la familia se ve plagado de mentiras, engaños y arranques de irresponsabilidad que ponen en peligro todo el tiempo y a todo el mundo. Es de hecho esto, el abuso de convencernos de lo travieso e incontrolable que es, de lo que más peca el metraje. Su hermano Simon es el agradable, dispuesto e inteligente miembro de la familia que saca a Jason de todos los problemas, pero presta demasiado intelecto a que sus padres vuelvan a unirse. Y queda Mallory, atacada con el defecto de la rectitud y la perfección que sin llegar a profundizar demasiado, la enfrenta todo el tiempo con el problemático de sus hermanos.
El equilibrio entre los guiones dramáticos sobre las inquietudes de la familia Grace y la parte fantástica de la historia no es está tan conseguido como quisiéramos, y apenas se ven algunos seres mágicos en los primeros visionados. Se echa de menos un poco más de imaginación sin medida aprovechando la casa, el tema y los protagonistas. El intento de modernizar la trama de hace más de 20 años quizá pase factura para algunos espectadores. Pero la intención es buena. La serie habla de la ira, el folclore, pero también gira, quizá demasiado, en lo que explicó Coliette: «Parecía un programa que era una oportunidad para hablar sobre lo que realmente están atravesando los adolescentes, sus viajes de salud mental, sus viajes de neurodiversidad y una oportunidad no solo para hablar de ello, sino para desestigmatizarlo». Eso lo ha transformado en consumo para un público ligeramente mayor que el que disfrutó la cinta de 2008. Todo está pensado para renovar en cuanto se pueda «Las crónicas de Spiderwick» para una segunda temporada y con lo aprendido, mejorarla.
SyFy España acaba de estrenar esta nueva serie de 8 capítulos basada en la saga literaria de Tony DiTerlizzi y Holly Black
Han pasado 20 años desde que Holly Black y Tony DiTerlizzi capturaran magia para la fantasía juvenil con cinco libros, y siete posteriores: «Las crónicas de Spiderwick». Desde entonces, son millones los lectores que se han dejado cautivar con las aventuras de la familia Grace en la finca Spiderwick, que les legó el famoso entomólogo Arthur Spiderwick, y de la cinta del mismo nombre (2008), que convenció a todo el mundo, recaudando más de 164 millones de dólares frente a su presupuesto de producción de 90 millones. Ahora acaba de aterrizar en el canal SyFy la gran apuesta de la serie de «Las crónicas de Spiderwick». Una revisión de la saga literaria desde un punto de vista más detallista que en la película.
La trama nos hace acudir al pequeño pueblo de Henson, donde un horrible ogro, Mulgarath, adopta la forma humana del psicólogo doctor Brauer (Christian Slater), y junto a su acompañante, la misteriosa, gótica y sangrienta Calliope (Alyvia Alyn Lind), personaje añadido en la serie, tiende una trampa a la familia Grace. Al pueblo llegan, tras el divorcio de sus padres, Helen (Joy Bryant) y Richard (Rhys Coiro), los tres hermanos: Noah Cottrell como Simon Grace, Lyon Daniels como Jared Grace, y Mychala Lee como Mallory Grace. Mulgarath quiere hacerse con el cuaderno de campo de Arthur Spiderwick (Albert Jones) que permanece oculto.
La serie, producida por Paramount Television Studios y 20th Television, tiene una fotografía que recuerda a la del proyecto anterior del showrunner, Aron Eli Coliette, responsable de «Lock & Key». Y la mansión Spiderwick es una locura de seres extraños, habitaciones extravagantes y miles de secretos detrás de sus paredes, suelos y techos. Está pensada para dar asombro, pero que nadie interprete ese nuevo hogar como algo muy ruinoso o un castigo. A su llegada a la casa se une la aparición del sirviente de la casa, Dedalete (Jack Dylan Grazer), que causará todo tipo de estragos. No hay que olvidar la actuación de la abuela Lucinda (Charlayne Woodard), internada en un centro psiquiátrico aquejada de ver seres mágicos, que junto a Slater firman lo mejor de la serie. Mezclado con el tema mágico, quizá poco desarrollado para el original de los libros, subyacen conflictos adolescentes, como el ostracismo, demasiado amontonados, y en el que destacan los perfiles de los tres hermanos. Jared es el gemelo causante de todos los problemas, y cuándo no ha sido él, también. Su relación con el resto de la familia se ve plagado de mentiras, engaños y arranques de irresponsabilidad que ponen en peligro todo el tiempo y a todo el mundo. Es de hecho esto, el abuso de convencernos de lo travieso e incontrolable que es, de lo que más peca el metraje. Su hermano Simon es el agradable, dispuesto e inteligente miembro de la familia que saca a Jason de todos los problemas, pero presta demasiado intelecto a que sus padres vuelvan a unirse. Y queda Mallory, atacada con el defecto de la rectitud y la perfección que sin llegar a profundizar demasiado, la enfrenta todo el tiempo con el problemático de sus hermanos.
El equilibrio entre los guiones dramáticos sobre las inquietudes de la familia Grace y la parte fantástica de la historia no es está tan conseguido como quisiéramos, y apenas se ven algunos seres mágicos en los primeros visionados. Se echa de menos un poco más de imaginación sin medida aprovechando la casa, el tema y los protagonistas. El intento de modernizar la trama de hace más de 20 años quizá pase factura para algunos espectadores. Pero la intención es buena. La serie habla de la ira, el folclore, pero también gira, quizá demasiado, en lo que explicó Coliette: «Parecía un programa que era una oportunidad para hablar sobre lo que realmente están atravesando los adolescentes, sus viajes de salud mental, sus viajes de neurodiversidad y una oportunidad no solo para hablar de ello, sino para desestigmatizarlo». Eso lo ha transformado en consumo para un público ligeramente mayor que el que disfrutó la cinta de 2008. Todo está pensado para renovar en cuanto se pueda «Las crónicas de Spiderwick» para una segunda temporada y con lo aprendido, mejorarla.
Programación TV en La Razón