El Real Mallorca triunfó en la locura del Gran Canaria (2-3). Los bermellones, que pasaron del éxtasis del segundo gol a la tristeza del empate y de nuevo a la alegría del tercer tanto, volvieron a ganar en Liga en un partido que tuvo de todo. Una expulsión a Muriqi, en su peor día como bermellón, una lesión de Raíllo, un gol de falta indirecta… La segunda mitad del partido entre los de Arrasate y los de Diego tardará en olvidarse. El Real Mallorca triunfó en la locura del Gran Canaria (2-3). Los bermellones, que pasaron del éxtasis del segundo gol a la tristeza del empate y de nuevo a la alegría del tercer tanto, volvieron a ganar en Liga en un partido que tuvo de todo. Una expulsión a Muriqi, en su peor día como bermellón, una lesión de Raíllo, un gol de falta indirecta… La segunda mitad del partido entre los de Arrasate y los de Diego tardará en olvidarse.
El Real Mallorca triunfó en la locura del Gran Canaria (2-3). Los bermellones, que pasaron del éxtasis del segundo gol a la tristeza del empate y de nuevo a la alegría del tercer tanto, volvieron a ganar en Liga en un partido que tuvo de todo. Una expulsión a Muriqi, en su peor día como bermellón, una lesión de Raíllo, un gol de falta indirecta… La segunda mitad del partido entre los de Arrasate y los de Diego tardará en olvidarse.
Dani adelantó al Mallorca y Navarro amplió la ventaja. Las Palmas empató en cinco minutos con goles de Essugo y Fabio. Y Mojica, en una falta indirecta, logró el tercero y definitivo. Un partido que sirve para alcanzar los 21 puntos y dormir en puestos de Conference League. Un choque que tuvo dos mitades muy diferentes.
Y es que la primera parte del Mallorca ante Las Palmas decepcionó. El conjunto bermellón, herido tras las dos últimas derrotas, fue de más a menos durante el primer periodo, entrando en una dinámica de pérdidas de balón e incapacidad en ataque que dejó al espectador con una sensación de dejavú. Eso sí, con un penalti sobre Robert Navarro que ni el colegiado ni el VAR consideraron necesario señalar.
Morey, en sustitución de Maffeo, fue la gran novedad de Arrasate en la alineación. El de Petra, que no jugaba un partido oficial desde mayo, fue de lo mejorcito del primer acto, estirando al equipo, metiendo ganas a cada acción (a veces acelerado), pero demostrando que está preparado para el reto de Primera División.
Los locales, mucho mejor equipo que al inicio del curso, siguen en la inercia positiva que acumulan tras la llegada de Diego Martínez. Pero en los primeros minutos el balón y la posesión fue para los bermellones. No había ocasiones, pero a los de Arrasate se les veía seguros y conocedores del plan.
Pero fue poco más que un espejismo. Con un centro del campo casi desconectado y futbolistas como Darder, Samu o Dani muy poco participativos, el partido tomó el rumbo de un correcalles, con excesivas pérdidas de balón y carreras y carreras para recuperar el sitio.
Muriqi, en el trece, mandó un cabezazo alto a centro del de Artà. Y pocos minutos después llegó la acción polémica del encuentro. Un centro de Dani lo dejaba pasar el kosovar y Viti Rozada, en su intento por llegar al balón, arrollaba a Robert Navarro. Una tímida protesta y nada había pasado para Muñiz Ruiz.
Tras ello llegaron los mejores minutos de los locales, guiados por un Fabio Silva que trajo de cabeza a los centrales. Una falta de entendimiento entre Navarro y Darder acabó con el balón en el delantero, cuyo remate escupió el palo. Sandro, a continuación, puso a prueba a Greif.
Al Mallorca le costaba un mundo enlazar tres pases seguidos una vez cruzaba la línea del centro del campo. Los hombres de arriba no aparecían y las jugadas entraron en un bucle de pases horizontales o pérdidas. Y es que las segundas jugadas eran para los locales, algo que encendió a Arrasate, que reclamó más a los suyos.
Y si tocó en algo en el descanso, que falta hacía, le funcionó a la perfección. Porque en menos de un minuto el Mallorca se adelantó en el marcador. Morey arrancó a acorrer, conectó con Dani, que se la devolvió al espacio. El de Petra tiró de fe en la pelea con Essugo y, cuando parecía que perdía el balón, la metió en el área pequeña buscando a Muriqi. Viti dejaba el balón muerto y Dani, con la izquierda, fusilaba a Cillesen para marcar el primer gol del partido.
El tanto, como no podía ser menos, sentó a las mil maravillas a los de Arrasate, que empezaron a sentirse cómodos y a encontrar claridad con la pelota. Y así llegó el segundo gol del encuentro, también de color bermellón. Darder encontró a Muriqi, que aguantó y cedió a Mojica en la banda. Con Las Palmas desajustada en defensa, el colombiano detectó a Morlanes en el área. El maño dejó pasar la pelota y Robert Navarro, con toda la calma del mundo, cruzó ante Cillesen.
Con 0-2, Las Palmas estaba obligada a dar algo más. Con la entrada de Moleiro buscaron eso, pero el Mallorca se plantó bien en el campo. No era la tarde del árbitro, que perdonó una entrada temeraria de Essugo sobre Darder a la altura de la rodilla. Las malas noticias llegaron en forma de lesiones para los bermellones. Raíllo se lanzaba al suelo pidiendo el cambio, evidenciando que sufre una lesión muscular.
Y del 0-3, que habría cerrado el partido, se pasó al 1-2. Muriqi, solo tras un gran pase de Antonio, la envió fuera incomprensiblemente. Y en la jugada siguiente, un disparo de Essugo rozó en Valjent, haciendo imposible la estirada de Greif. Tocaba sufrir.
Y menos de cinco minutos, llegó el empate. Muriqi, cerrando una tarde desgraciada, puso la mano dónde no debía tras una falta ejecutada por Sandro. El kosovar fue consciente desde el principio que se había equivocado. Y Fabio Silva, con tranquilidad, engañó a Greif para poner el 2-2. Ver para creer.
Lo que parecía un triunfo tranquilo se convirtió en pesadilla en un momento. Un punto que ahora sabía nada y el equipo pensando en cómo se le había escapado. Y si Muriqi pensaba que su partido había sido terrible, le dedicó una peineta a Jaime Mata tras un saque de esquina. El VAR llamó a Muñiz Ruiz y el colegiado no dudó en mostrarle la roja directa.
Pero la incredulidad y a su vez la esperanza creció cuando el colegiado mostró amarilla al delantero local, señalando falta indirecta en el área a favor de los bermellones. Una jugada insólita que pocas veces se ha visto. Y que entre Samu, Chiquinho y Mojica se encargaron de finalizarla en gol. El pivote la tocó, el extremo la dejó pasar y el colombiano la colocó en la escuadra.
Un desenlace increíble que dejó diez minutos de descuento de gran sufrimiento, pero en el que el Mallorca se parapetó y supo aguantar para firmar un triunfo de incalculable valor. Se marcha a los 21 puntos y vuelve a ganar cuatro partidos después.
Diario de Mallorca – Deportes