Un papelón injustificable. El Mallorca ha hecho el ridículo en su visita a Pasarón y se despide en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey (3-0). El Pontevedra le ha pasado por encima y los bermellones se han mostrado incapaces de mostrar la diferencia de categoría entre ambos conjuntos: un primera contra un cuarta. Los errores individuales de Lato y Copete y el mal rendimiento de todos, menos Leo Román, han sido los protagonistas negativos de una competición que llamaba a la ilusión y que ha terminado en pesadilla. Un papelón injustificable. El Mallorca ha hecho el ridículo en su visita a Pasarón y se despide en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey (3-0). El Pontevedra le ha pasado por encima y los bermellones se han mostrado incapaces de mostrar la diferencia de categoría entre ambos conjuntos: un primera contra un cuarta. Los errores individuales de Lato y Copete y el mal rendimiento de todos, menos Leo Román, han sido los protagonistas negativos de una competición que llamaba a la ilusión y que ha terminado en pesadilla.
Un papelón injustificable. El Mallorca ha hecho el ridículo en su visita a Pasarón y se despide en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey (3-0). El Pontevedra le ha pasado por encima y los bermellones se han mostrado incapaces de mostrar la diferencia de categoría entre ambos conjuntos: un primera contra un cuarta. Los errores individuales de Lato y Copete y el mal rendimiento de todos, menos Leo Román, han sido los protagonistas negativos de una competición que llamaba a la ilusión y que ha terminado en pesadilla.
Esta derrota es de las que hace daño de verdad porque la imagen ha sido esperpéntica, de principio a fin, y evidencia que la revolución en el once de Arrasate ha sido un fracaso.
El técnico vasco repitió de inicio a cuatro jugadores que ganaron en el último encuentro contra el Getafe y siguió sin dar la oportunidad como titulares a Van der Heyden y Chiquinho, que podrían salir en este mercado de fichajes.
Los bermellones estaban avisados del poderío del Pontevedra en su estadio. Los locales monopolizaron la posesión de balón en los primeros diez minutos, rozando el 80%. Pero no tenía ocasiones de gol. Es más, la sensación de peligro la daba el Mallorca cuando se hacía con el esférico.
La efervescencia inicial de los granates se fue cayendo a medida que se sucedían los minutos, y todo hacía presagiar que la superioridad del sexto clasificado de la Primera División superaría a los líderes de su grupo de la cuarta categoría del fútbol español.Pero este deporte es imprevisible.
En una acción anodina, Valery, en la altura del mediocampo, dio un mal pase a Lato, que se equivocó todavía más, y le dio el balón a Dalisson. El brasileño robó el balón a unos 35 metros de la portería de Leo Román y, sin pensárselo, se sacó un zurriagazo que quitó las telarañas de la meta del guardameta ibicenco. Golazo.
Los de Arrasate despertaron y Abdón, tras una gran acción individual de Robert Navarro, tuvo en sus botas el gol del empate, pero solo ante Vizoso, dentro del área, intentó picársela, pero falló. Y no hubo asedio. Los de Iglesias se empezaron a gustar cada vez más y llegaron con peligro en la recta final del primer tiempo. Los bermellones necesitaban el descanso para dejarlo todo abierto para el segundo tiempo, después de dar una mala imagen en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Tras la salida de los vestuarios optó por solo un cambio, Sergi Darder entró por Antonio Sánchez. Y llegó el desastre. Es cierto que parecía que el Mallorca daba un paso adelante, pero el Pontevedra golpeó de nuevo con mucha autoridad.
Xabi Domínguez centró desde la derecha y Yelko Pino apareció solo dentro del área para mandar el balón al fondo de la red con un voleón. El centrocampista de Artà se despistó y el exbalearico puso el 2-0 en el marcador. Todo un golpe de realidad para un equipo, que hasta el momento estaba dando la peor versión de toda la temporada.
Y el esperpento todavía continuó. No inquietó la meta de Vizoso y Arrasate decidió echar toda la carne en el asador a falta de más de veinte minutos para acabar el encuentro. Larin, Muriqi y Dani Rodríguez entraron por Asano, Abdón y Valery. Prácticamente, hombre por hombre, sin hacer experimentos en busca de la victoria.
Pero le salió al revés. Al minuto, Leo Román tuvo que hacer dos paradones para que no le metieran el tercero. El equipo estaba totalmente irreconocible: roto, sin control, frágil defensivamente e inoperante ofensivamente.
Y, cinco minutos después, Rufo marcó el tercero tras un regalo de Copete, que quiso pasar el balón a Román, pero no levantó la cabeza y puso en bandeja la sentencia.
No consiguieron marcar el gol del honor, aunque es lo de menos en un encuentro que deja unas sensaciones muy preocupantes a una semana de la Supercopa de España.
Diario de Mallorca – Deportes