El interés de Trump en Groenlandia: frío y (hoy) poco más

Trump ha mandado a su hijo Donald Jr. a Groenlandia en plena ofensiva retórica para anexionarse la isla helada que aún está vinculada a la corona danesa. La presión sobre Groenlandia no es para tomársela a la ligera. Recordemos que Estados Unidos se comió de un bocado el 55% del territorio que México se quedó del Virreinato de la Nueva España apenas 27 años después de su independencia. La cuestión es si la pretensión real de Trump es anexionarse por la fuerza Groenlandia o comprársela a precio de ganga ante la inacción europea. Algo que podría hacer extendiendo cheques uno a uno a los apenas 57.000 habitantes de la isla.

¿Para qué quiere Trump un territorio cubierto en un 84% por una capa de hielo que llega hasta los tres kilómetros de espesor? ¿Para ponerse cubitos polares en el gin-fizz en Mar-a-Lago? ¿Para mejorar la vida de los groenlandeses? Va a ser que no.

Groenlandia sufre el deshielo más acelerado del planeta, lo que liberará algún día uno de los reservorios de minerales críticos y tierras raras más grande del mundo. El calentamiento es cuatro veces más frenético allí. Eso facilitaría la extracción de uranio, oro, níquel, cromo, platino, zinc, plomo, diamantes, paladio, cobalto, plata… Con todo ello, EE UU podría plantar cara a China, que controla casi el 90% de las materias primas para las nuevas tecnologías.

Sin embargo, este podría no ser el principal motivo del interés de Trump. No olvidemos que allí viven apenas 57.000 personas, por algo será. Y es que vivir en Groenlandia no es fácil. Tampoco extraer sus riquezas.

El deshielo también coloca a Groenlandia como referencia en una ruta comercial transpolar cada vez más utilizada, aunque no tanto como se apunta. Y es que salvo algunos cargueros chinos, pocos buques se aventuran por esas heladas y peligrosas aguas. Noruega, que algo sabe de frío, ha ido enfriando el interés polar porque las condiciones son extremas. Por mucho que se caliente el Polo 3 grados, sobre -40 sigue siendo un frío del carajo. Aquí es donde la geoestrategia y la defensa entran en juego. No olvidemos que Groenlandia está más cerca de América que de Europa y que cuando EE UU se hizo con Alaska, al secretario de Estado Seward se le tomó por loco.

 Groenlandia sufre el deshielo más acelerado del planeta, lo que liberará algún día uno de los reservorios de minerales críticos y tierras raras más grande del mundo  

Trump ha mandado a su hijo Donald Jr. a Groenlandia en plena ofensiva retórica para anexionarse la isla helada que aún está vinculada a la corona danesa. La presión sobre Groenlandia no es para tomársela a la ligera. Recordemos que Estados Unidos se comió de un bocado el 55% del territorio que México se quedó del Virreinato de la Nueva España apenas 27 años después de su independencia. La cuestión es si la pretensión real de Trump es anexionarse por la fuerza Groenlandia o comprársela a precio de ganga ante la inacción europea. Algo que podría hacer extendiendo cheques uno a uno a los apenas 57.000 habitantes de la isla.

¿Para qué quiere Trump un territorio cubierto en un 84% por una capa de hielo que llega hasta los tres kilómetros de espesor? ¿Para ponerse cubitos polares en el gin-fizz en Mar-a-Lago? ¿Para mejorar la vida de los groenlandeses? Va a ser que no.

Groenlandia sufre el deshielo más acelerado del planeta, lo que liberará algún día uno de los reservorios de minerales críticos y tierras raras más grande del mundo. El calentamiento es cuatro veces más frenético allí. Eso facilitaría la extracción de uranio, oro, níquel, cromo, platino, zinc, plomo, diamantes, paladio, cobalto, plata… Con todo ello, EE UU podría plantar cara a China, que controla casi el 90% de las materias primas para las nuevas tecnologías.

Sin embargo, este podría no ser el principal motivo del interés de Trump. No olvidemos que allí viven apenas 57.000 personas, por algo será. Y es que vivir en Groenlandia no es fácil. Tampoco extraer sus riquezas.

El deshielo también coloca a Groenlandia como referencia en una ruta comercial transpolar cada vez más utilizada, aunque no tanto como se apunta. Y es que salvo algunos cargueros chinos, pocos buques se aventuran por esas heladas y peligrosas aguas. Noruega, que algo sabe de frío, ha ido enfriando el interés polar porque las condiciones son extremas. Por mucho que se caliente el Polo 3 grados, sobre -40 sigue siendo un frío del carajo. Aquí es donde la geoestrategia y la defensa entran en juego. No olvidemos que Groenlandia está más cerca de América que de Europa y que cuando EE UU se hizo con Alaska, al secretario de Estado Seward se le tomó por loco.

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