El fin (climático) del mundo empieza en Dinamarca

«No entiendo por qué no se ha hablado más». Esa frase, dicha por una profesora de instituto en Dinamarca es determinante para entender la historia que trata de contarnos la serie de siete episodios «Familias como la nuestra», la primera para televisión del director Thomas Vinterberg, ganador de un Oscar por «Otra Ronda». La ficción es un drama familiar que más allá de contextualizarnos en un escenario (cada vez más cercano) climático de crisis en la que las aguas toman la tierra sin ningún tipo de misericordia, pretende enseñarnos cómo reaccionan distintas familias ante un reto al que parece imposible sobrevivir.

El director es el primero en tratar un tema que cada vez está más cerca de ser una realidad: los refugiados climáticos. Se trata de una serie distópica que «juega» con la posibilidad de que un país europeo entre los más civilizados y prósperos ordena el cierre completo del país e intenta evacuar a países cercanos a sus millones de habitantes antes de que el resto de Europa les cierre las fronteras. En la Dinamarca de un futuro no tan lejano, el aumento del nivel del agua por el cambio climático ha llegado a un punto de no retorno y el país debe iniciar una evacuación. A medida que la gente se dispersa en todas direcciones, tratan de decir adiós a sus seres queridos, a los lugares que conocen y también a las personas que han sido. Incluso se pondrá en duda aquello que es importante y el propio espectador se pone en el lugar de los protagonistas para cuestionarse cómo actuarían en un caso como ese. Si sabes que el mundo que conoces toca a su fin, qué harías, a quien se lo contarías, que salvarías. De repente la escala de valores de los ciudadanos cambian completamente. Las casas pierden su valor, los más rápidos y «ricos» pueden elegir país, mientras el resto de la población tendrá que conformarse con vivir en suburbios en países conflictivos o empobrecidos. Dentro de las propias familias surgen los conflictos y los enfrentamientos y la sociedad también se rebela contra algo que no entiende.

La protagonista absoluta es Laura (la debutante Amaryllis August) una estudiante adolescente a punto de graduarse, inmersa en su primer amor. Cuando se anuncia la evacuación, las vidas de Laura y de su familia cambian para siempre, y Laura se ve forzada a tomar una decisión imposible: elegir entre las tres personas que más quiere en este mundo. O bien intenta empezar una vida en Francia junto a su familia actual con su padre (Nikolaj Lie Kaas), quedarse atrás e intentar cuidar de su madre con problemas (Paprika Steen), o se mantiene cerca del amor recién descubierto (Albert Rudbeck Lindhardt). Bajo la serie subyace la idea de cómo reaccionamos ante conflictos con refugiados cuando no nos toca de cerca y qué pasaría si eso nos sucediese a nosotros mismos. «Quería hacer un experimento mental probando a los seres humanos de la sociedad occidental, pensando qué pasaría si fuéramos nosotros los refugiados, si tuviéramos que despedirnos de todo lo que amamos», explicó Vinterberg. ¿Es el agua lo que inunda Dinamarca o son nuestras propias comodidades la que nos impide sobrevivir a una inundación que no está hecha de agua si no de prejuicios?

 Movistar Plus+ estrena «Familias como la nuestra», distopía en la que los daneses se convierten en refugiados climáticos  

«No entiendo por qué no se ha hablado más». Esa frase, dicha por una profesora de instituto en Dinamarca es determinante para entender la historia que trata de contarnos la serie de siete episodios «Familias como la nuestra», la primera para televisión del director Thomas Vinterberg, ganador de un Oscar por «Otra Ronda». La ficción es un drama familiar que más allá de contextualizarnos en un escenario (cada vez más cercano) climático de crisis en la que las aguas toman la tierra sin ningún tipo de misericordia, pretende enseñarnos cómo reaccionan distintas familias ante un reto al que parece imposible sobrevivir.

El director es el primero en tratar un tema que cada vez está más cerca de ser una realidad: los refugiados climáticos. Se trata de una serie distópica que «juega» con la posibilidad de que un país europeo entre los más civilizados y prósperos ordena el cierre completo del país e intenta evacuar a países cercanos a sus millones de habitantes antes de que el resto de Europa les cierre las fronteras. En la Dinamarca de un futuro no tan lejano, el aumento del nivel del agua por el cambio climático ha llegado a un punto de no retorno y el país debe iniciar una evacuación. A medida que la gente se dispersa en todas direcciones, tratan de decir adiós a sus seres queridos, a los lugares que conocen y también a las personas que han sido. Incluso se pondrá en duda aquello que es importante y el propio espectador se pone en el lugar de los protagonistas para cuestionarse cómo actuarían en un caso como ese. Si sabes que el mundo que conoces toca a su fin, qué harías, a quien se lo contarías, que salvarías. De repente la escala de valores de los ciudadanos cambian completamente. Las casas pierden su valor, los más rápidos y «ricos» pueden elegir país, mientras el resto de la población tendrá que conformarse con vivir en suburbios en países conflictivos o empobrecidos. Dentro de las propias familias surgen los conflictos y los enfrentamientos y la sociedad también se rebela contra algo que no entiende.

La protagonista absoluta es Laura (la debutante Amaryllis August) una estudiante adolescente a punto de graduarse, inmersa en su primer amor. Cuando se anuncia la evacuación, las vidas de Laura y de su familia cambian para siempre, y Laura se ve forzada a tomar una decisión imposible: elegir entre las tres personas que más quiere en este mundo. O bien intenta empezar una vida en Francia junto a su familia actual con su padre (Nikolaj Lie Kaas), quedarse atrás e intentar cuidar de su madre con problemas (Paprika Steen), o se mantiene cerca del amor recién descubierto (Albert Rudbeck Lindhardt). Bajo la serie subyace la idea de cómo reaccionamos ante conflictos con refugiados cuando no nos toca de cerca y qué pasaría si eso nos sucediese a nosotros mismos. «Quería hacer un experimento mental probando a los seres humanos de la sociedad occidental, pensando qué pasaría si fuéramos nosotros los refugiados, si tuviéramos que despedirnos de todo lo que amamos», explicó Vinterberg. ¿Es el agua lo que inunda Dinamarca o son nuestras propias comodidades la que nos impide sobrevivir a una inundación que no está hecha de agua si no de prejuicios?

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