El esfuerzo fiscal de los españoles, un 14% superior a la media de la UE

España no necesita recaudar más impuestos con una reforma fiscal que penaliza a las empresas y a las altas rentas, sino gestionar mejor su gasto público, advierte el Instituto de Estudios Económicos (IEE). Según el Índice de Competitividad Fiscal de Tax Foundation, presentado por el IEE, los españoles soportaron en 2023 un esfuerzo fiscal (presión fiscal ajustada al nivel de renta) un 13,7% superior a la media de la UE. Mientras, en Suecia, país de referencia en materia económica y con impuestos no precisamente bajos, el esfuerzo fiscal fue un 21,2% inferior a la media. En cuanto a las otras tres grandes economías del euro, Italia registró un esfuerzo fiscal un 10,7% superior a la media de los Veintisiete, Francia se situó un 5,5% por encima, mientras que en Alemania fue un 22,2% menor.

Estos datos demuestran la continua senda ascendente de la presión fiscal es España, siendo el tercer país de la UE que más ha subido los impuestos en cinco años, sólo por detrás de Chipre y Lituania, con un alza de un 1,8% del PIB en el periodo 2018-2022, que contrasta con una reducción del 1,1% del PIB en la Unión Europea en el mismo periodo. En consecuencia, en 2024 la recaudación fiscal alcanzará los 295.000 millones de euros, 95.000 millones más que antes de la pandemia (+47%). Mientras, entre 2019 y 2023 el déficit se deterioró del 3,1% al 3,6% del PIB, elevando la deuda pública del 98,2% al 107,7% del PIB.

Pese a todo ello, para el Gobierno todavía hay margen para subir los impuestos al menos cuatro puntos del PIB, el equivalente a 60.000 millones más al margen del plan presupuestario. Ante estos planes, el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, avisa de que el sistema fiscal español es «muy poco competitivo» y ve un «error» aplicar nuevas alzas impositivas.

El IEE advierte de que la reforma fiscal que quiere sacar adelante el Gobierno para recibir el quinto pago de los fondos europeos conseguirá el efecto contrario para el que ha sido diseñada: reducirá la recaudación al impulsar la deslocalización de empresas y la huida de inversión y talento. Asimismo, el IEE avisa de que la subida de impuestos a la banca, multinacionales, socimis, diésel y bienes de lujo, entre otros, va en contra de la reforma fiscal que desearía la UE, más centrada en el control del gasto y el crecimiento potencial, que se ve más favorecido por la bajada de impuestos, señala el presidente del IEE. En este sentido, el índice de Tax Foundation apunta a que España ocupa una de las peores posiciones en competitividad fiscal, la 33 de 38 países analizados, 10 puestos menos frente a 2019.

Aunque la presión fiscal en España era del 38,3% en 2022, según datos de Eurostat, por debajo de la media de la UE (41,1%), en 2024 la brecha casi cerrará, ya que España alcanzará una presión del 39%. Además, en esfuerzo fiscal, adaptado a la renta, España se sitúa por encima de la UE. En esta línea, la presión fiscal normativa –carga del gravamen al margen de la recaudación que obtenga– ya es un 17% superior en España que la media de la UE.

El IEE incide en que la diferencia entre la media de la presión fiscal en la UE y España no se debe, en ningún caso, a una menor presión sobre las empresas. En concreto, esta fue del 12,2% en 2022 –Impuesto de Sociedades y cotizaciones–frente al 10,4% medio de la UE. De hecho, las empresas españolas aportan el 32,4% de la recaudación total frente al 25,8% que promedio de las empresas de la UE. El coste de esta diferencia se traduce en un lastre para la inversión y crecimiento empresarial.

En concreto, la tasa impositiva efectiva promedio sobre la inversión en España fue, en 2020, superior en 9,7 puntos a la registrada por el conjunto de la UE. A esto se suma un Impuesto sobre Sociedades con un tipo del 25%, notablemente superior a la media de la UE, que se sitúa en el 21,3%. Respecto a la tributación sobre el patrimonio, la posición de España es un 40% peor que la de la UE. En cuanto al IRPF, el tipo máximo en España puede alcanzar el 54%, frente a una media del 39,6% en la UE. Además, el efecto conjunto del IRPF con la tributación patrimonial (Impuesto sobre las Grandes Fortunas) puede elevar el tipo hasta un confiscatorio 60%.

El IEE critica que la reforma fiscal del Gobierno actúa como «arma política» en lugar de buscar una recaudación justa. Según Fernández de Mesa, solo el anuncio de la reforma ha provocado una caída del 5% en las empresas afectadas y una pérdida de 1.000 millones en las socimis. Además, el IEE advierte que cambios en el régimen fiscal de estas sociedades podrían reducir la promoción de viviendas y dificultar el acceso. Gregorio Izquierdo, director del IEE, denuncia que los nuevos impuestos a sectores específicos, como banca, energéticas y socimis, son los más perjudiciales.

 España es el tercer país de la UE donde más han subido los impuestos desde 2018. Cae al puesto 33 en el índice de competitividad fiscal sobre 38 países analizados. El IEE  cree que la reforma fiscal del Gobierno actúa como un «arma política»  

España no necesita recaudar más impuestos con una reforma fiscal que penaliza a las empresas y a las altas rentas, sino gestionar mejor su gasto público, advierte el Instituto de Estudios Económicos (IEE). Según el Índice de Competitividad Fiscal de Tax Foundation, presentado por el IEE, los españoles soportaron en 2023 un esfuerzo fiscal (presión fiscal ajustada al nivel de renta) un 13,7% superior a la media de la UE. Mientras, en Suecia, país de referencia en materia económica y con impuestos no precisamente bajos, el esfuerzo fiscal fue un 21,2% inferior a la media. En cuanto a las otras tres grandes economías del euro, Italia registró un esfuerzo fiscal un 10,7% superior a la media de los Veintisiete, Francia se situó un 5,5% por encima, mientras que en Alemania fue un 22,2% menor.

Estos datos demuestran la continua senda ascendente de la presión fiscal es España, siendo el tercer país de la UE que más ha subido los impuestos en cinco años, sólo por detrás de Chipre y Lituania, con un alza de un 1,8% del PIB en el periodo 2018-2022, que contrasta con una reducción del 1,1% del PIB en la Unión Europea en el mismo periodo. En consecuencia, en 2024 la recaudación fiscal alcanzará los 295.000 millones de euros, 95.000 millones más que antes de la pandemia (+47%). Mientras, entre 2019 y 2023 el déficit se deterioró del 3,1% al 3,6% del PIB, elevando la deuda pública del 98,2% al 107,7% del PIB.

Pese a todo ello, para el Gobierno todavía hay margen para subir los impuestos al menos cuatro puntos del PIB, el equivalente a 60.000 millones más al margen del plan presupuestario. Ante estos planes, el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, avisa de que el sistema fiscal español es «muy poco competitivo» y ve un «error» aplicar nuevas alzas impositivas.

El IEE advierte de que la reforma fiscal que quiere sacar adelante el Gobierno para recibir el quinto pago de los fondos europeos conseguirá el efecto contrario para el que ha sido diseñada: reducirá la recaudación al impulsar la deslocalización de empresas y la huida de inversión y talento. Asimismo, el IEE avisa de que la subida de impuestos a la banca, multinacionales, socimis, diésel y bienes de lujo, entre otros, va en contra de la reforma fiscal que desearía la UE, más centrada en el control del gasto y el crecimiento potencial, que se ve más favorecido por la bajada de impuestos, señala el presidente del IEE. En este sentido, el índice de Tax Foundation apunta a que España ocupa una de las peores posiciones en competitividad fiscal, la 33 de 38 países analizados, 10 puestos menos frente a 2019.

Aunque la presión fiscal en España era del 38,3% en 2022, según datos de Eurostat, por debajo de la media de la UE (41,1%), en 2024 la brecha casi cerrará, ya que España alcanzará una presión del 39%. Además, en esfuerzo fiscal, adaptado a la renta, España se sitúa por encima de la UE. En esta línea, la presión fiscal normativa –carga del gravamen al margen de la recaudación que obtenga– ya es un 17% superior en España que la media de la UE.

El IEE incide en que la diferencia entre la media de la presión fiscal en la UE y España no se debe, en ningún caso, a una menor presión sobre las empresas. En concreto, esta fue del 12,2% en 2022 –Impuesto de Sociedades y cotizaciones–frente al 10,4% medio de la UE. De hecho, las empresas españolas aportan el 32,4% de la recaudación total frente al 25,8% que promedio de las empresas de la UE. El coste de esta diferencia se traduce en un lastre para la inversión y crecimiento empresarial.

En concreto, la tasa impositiva efectiva promedio sobre la inversión en España fue, en 2020, superior en 9,7 puntos a la registrada por el conjunto de la UE. A esto se suma un Impuesto sobre Sociedades con un tipo del 25%, notablemente superior a la media de la UE, que se sitúa en el 21,3%. Respecto a la tributación sobre el patrimonio, la posición de España es un 40% peor que la de la UE. En cuanto al IRPF, el tipo máximo en España puede alcanzar el 54%, frente a una media del 39,6% en la UE. Además, el efecto conjunto del IRPF con la tributación patrimonial (Impuesto sobre las Grandes Fortunas) puede elevar el tipo hasta un confiscatorio 60%.

El IEE critica que la reforma fiscal del Gobierno actúa como «arma política» en lugar de buscar una recaudación justa. Según Fernández de Mesa, solo el anuncio de la reforma ha provocado una caída del 5% en las empresas afectadas y una pérdida de 1.000 millones en las socimis. Además, el IEE advierte que cambios en el régimen fiscal de estas sociedades podrían reducir la promoción de viviendas y dificultar el acceso. Gregorio Izquierdo, director del IEE, denuncia que los nuevos impuestos a sectores específicos, como banca, energéticas y socimis, son los más perjudiciales.

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