El ‘caso Olmo’ envenena al Barça: Laporta, calla; Flick, descontento

No hay solución, de momento, al ‘caso Olmo’, que está envenenando el ambiente en el Barça, situando al presidente Joan Laporta en una posición cada vez más débil ante la falta de explicaciones sobre la desinscripción del exjugador del Leipzig y de Pau Víctor. El dirigente calla, mientras Hansi Flick, el entrenador, admite que «no está contento por una situación nada fácil». No hay solución, de momento, al ‘caso Olmo’, que está envenenando el ambiente en el Barça, situando al presidente Joan Laporta en una posición cada vez más débil ante la falta de explicaciones sobre la desinscripción del exjugador del Leipzig y de Pau Víctor. El dirigente calla, mientras Hansi Flick, el entrenador, admite que «no está contento por una situación nada fácil».  

No hay solución, de momento, al ‘caso Olmo’, que está envenenando el ambiente en el Barça, situando al presidente Joan Laporta en una posición cada vez más débil ante la falta de explicaciones sobre la desinscripción del exjugador del Leipzig y de Pau Víctor. El dirigente calla, mientras Hansi Flick, el entrenador, admite que «no está contento por una situación nada fácil».

Un caso que se aboca, si no hay remedio urgente, a la vía judicial, la tercera que emplearía el Barça tras fracasar en las dos peticiones anteriores de unas medidas cautelares que no llegaron. Ambos futbolistas no pueden hoy jugar en Barbastro en el debut copero (19.00 h).

Si el club no halla remedio a ese vacío legal se expone a que los dos jugadores queden libres en lo que supondría un negocio ruinoso para la entidad, tanto a nivel económico -más de 100 millones de pérdidas-, como deportivo -Flick perdería a una de sus piezas más valiosas- e institucional, tremendamente dañada como está siendo la marca del club.

El escándalo aumenta ante el silencio institucional. El presidente no habla a la espera de la respuesta de LaLiga y de la Federación, aunque ambos organismos sostienen que el Barça ya está fuera de plazo por lo que solo le quedaría esa vía judicial o incluso al Consejo Superior de Deportes (CSD). 

A la espera anda Laporta, quien ha escogido la vía del silencio, al igual que todos sus directivos y Deco, el director deportivo, quien no ha estado está presente en ninguna de las reuniones realizadas en los últimos días por este caso ya que estaba en Brasil por las vacaciones navideñas. Y la credibilidad del Barça anda en juego.

Se trata del fichaje más caro del pasado verano (48 millones de euros más siete en variables abonó al equipo alemán), pero no puede ser utilizado por Hansi Flick, quien ya ha expresado su descontento por «una situación nada fácil», que afecta a un vestuario que asiste tan asombrado como molesto a la desinscripción de sus dos compañeros.

Por mucho que el técnico haya expresado «su confianza más absoluta» en que el presidente logrará desbloquearlo. Pasan los días y nada avanza, a pesar de que el Barcelona desliza -no hay palabras públicas de Laporta ni comunicado alguno- que ya ha enviado a LaLiga toda la documentación del acuerdo suscrito con dos fondos de inversión árabes -tampoco ha dado detalle alguno de ese pacto- por el que recibirá 100 millones de euros gracias a la venta de los asientos VIPS del nuevo Sportify Camp Nou. 

Y la directiva revela en privado -nada dice oficialmente- que ha ingresado más de 28 millones por ese concepto (el 20%), lo que le permitiría, si recibe la autorización de la patronal de los clubs,operar 1/1 en el mercado. Curiosamente, podría darse entonces el perverso escenario de que el Barça podría fichar en el mercado invernal, pero no inscribir, de nuevo, a Olmo y Pau Víctor.

Mientras, el club vive inmerso en un embrollo del que no existen precedentes en la historia reciente. Ni siquiera Laporta, acostumbrado a tomar decisiones en el último suspiro. Ahora, traspasado el umbral de las 23.59 h de la Nochevieja de 2024, el Barça vive intranquilo, simbolizado en la figura del exjugador del Leipzig. «Es una situación estresante, pero el Barça es la primera y la última opción de Dani», contó Andy Bara, agente del futbolista, al periodista Fabrizio Romano.

Ese estrés se ha trasladado a todas las áreas de la institución. Desde el presidente, que vive arrinconado porque no encuentra la salida que esperaba, al entrenador -«no estoy contento, no es una situación fácil, pero yo siempre SOY optimista», dijo el alemán- y a la plantilla, que teme que estos insólitos acontecimientos que le han perturbado de tal manera puedan afectar incluso a su rendimiento en un momento clave.

Justo ahora cuando hoy se inicia en Barbastro un enero denso, con cuatro títulos en juego: Copa, Supercopa de España, Liga y Champions. Ysin saber si podrá tener Flick en el campo aOlmo y Pau Víctor. Por eso, Laporta, tras reunirse durante casi tres horas en las oficinas del Camp Nou con Rafa Yuste, su vicepresidente deportivo, y Joan Soler, miembro de la comisión deportiva de la junta, se subió a su coche para dirigirse de manera inmediata a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. 

Llegó Laporta media hora antes de que Flick tuviera su cita con la prensa. Tiempo más que suficiente para darle las últimas novedades al entrenador -fue, como ya ocurrió con Koeman y Xavi en su día, el portavoz de la entidad- antes de sentarse en la sala de prensa.

Hansi Flick, en la rueda de prensa previa al estreno copero ante el Barbastro.
Hansi Flick, en la rueda de prensa previa al estreno copero ante el Barbastro. / EFE

No fue una reunión muy larga. Tampoco tenían demasiado tiempo si no quería que el alemán fuera impuntual. Y no lo fue. El presidente, según informó ayer el diario AS, solo charló con Flick, esquivando así la visita a la inquieta plantilla y con los dos implicados.

«No estoy contento con la situación, ni los jugadores tampoco. Las cosas son como son, hay que aceptarlo. He hablado con el presidente y no es fácil»

«No estoy contento con la situación, ni los jugadores tampoco», admitió el entrenador con un tono hasta de resignación. «Las cosas son como son, hay que aceptarlo. He hablado con el presidente y no es fácil», confesó Flick, quien se amparó en que su charla con Laporta era «privada» para no dar demasiados datos sobre la misma. Su frase -«no es fácil»- fue repetida en varias ocasiones de una corta comparecencia ante la prensa donde cada palabra estaba muy calculada. Apenas duró 10 minutos. «No quiero hablar demasiado de este tema porque no es mi trabajo«, dijo.

Y no hubo ni un solo reproche de Flick hacia nadie. Menos aún del presidente, expresando su pleno convencimiento de que sería capaz de dejarle contar con Olmo y Pau Víctor. Pero siete meses y tres días después de su llegada a Barcelona ya sabe sobre la singularidad volcánica de un club capaz de fichar a un jugador por casi 50 millones y no poder inscribirlo en agosto hasta la tercera jornada. O de que esté en enero desinscrito por La Liga.

 Diario de Mallorca – Deportes

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