El BCE cierra 2024 con las mayores pérdidas de su historia: 7.900 millones de euros

Las cuentas financieras del Banco Central Europeo (BCE) acabaron 2024 plagadas de tinta roja. La institución financiera registró 7.944 millones de pérdidas el año pasado, los mayores números rojos de su historia y seis veces más que en 2023, cuando el monto negativo fue de 1.266 millones de euros. Las subidas de los tipos de interés, diseñadas para domar la inflación, acabaron por erosionar sus propias cuentas.

Las pérdidas del BCE se deben principalmente al desajuste entre los intereses que paga por los depósitos de los bancos comerciales en sus bancos centrales nacionales y los ingresos que obtiene de su cartera de deuda. Mientras que el BCE debe compensar a los bancos centrales nacionales por los intereses generados en estos depósitos, que han crecido con las subidas de tipos, los ingresos por los bonos que posee han permanecido estables, ya que fueron adquiridos a tipo fijo. Esta brecha se ha agravado porque buena parte de los bonos fueron comprados en una fase de tipos bajos o incluso negativos.

«Las pérdidas se producen después de muchos años registrando beneficios considerables y son resultado de las medidas de política monetaria adoptadas por el Eurosistema que fueron necesarias para cumplir su mandato primordial de mantener la estabilidad de precios», ha explicado el BCE en un comunicado. Esas políticas exigían que el BCE ampliara su balance mediante la adquisición de activos financieros, principalmente con tipos de interés fijos y vencimientos a plazos largos, lo que dio lugar al consiguiente aumento del pasivo, por el que el BCE paga intereses a tipo variable.

En consecuencia, las subidas de los tipos de interés oficiales del BCE en 2022 y 2023, cuyo objetivo era combatir la elevada inflación en la zona del euro, se tradujeron en aumentos inmediatos de los gastos por intereses en esos pasivos, mientras que los ingresos por intereses en los activos del BCE, especialmente en los valores adquiridos en el marco del programa de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés) y del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), no se incrementaron en la misma medida.

Debido a las pérdidas, no se distribuirán beneficios a los bancos centrales nacionales de la zona del euro para 2024, como también ocurrió en 2023 y como seguirá ocurriendo en años venideros, ya que el supervisor bancario europeo ha advertido de que podría «seguir incurriendo en pérdidas en los próximos años». No obstante, la entidad no se mostró preocupada por ello, ya que estas pérdidas deberían ser inferiores a las registradas en 2023 y 2024. Posteriormente, se espera que el BCE vuelva a obtener beneficios», con los que se compensarán esas pérdidas, que suman un total de 9.200 millones entre 2023 y 2024.

La institución monetaria recalca que «puede operar eficazmente y cumplir su mandato primordial de mantener la estabilidad de precios independientemente de las pérdidas», destaca la entidad, ya que su meta no es generar beneficios. Precisamente por ello priorizo las subidas de tipos para poner freno a la espiral inflacionaria.

 Son seis veces superiores a las de 2023. Las subidas de los tipos de interés, diseñadas para domar la inflación, acabaron por erosionar sus propias cuentas  

Las cuentas financieras del Banco Central Europeo (BCE) acabaron 2024 plagadas de tinta roja. La institución financiera registró 7.944 millones de pérdidas el año pasado, los mayores números rojos de su historia y seis veces más que en 2023, cuando el monto negativo fue de 1.266 millones de euros. Las subidas de los tipos de interés, diseñadas para domar la inflación, acabaron por erosionar sus propias cuentas.

Las pérdidas del BCE se deben principalmente al desajuste entre los intereses que paga por los depósitos de los bancos comerciales en sus bancos centrales nacionales y los ingresos que obtiene de su cartera de deuda. Mientras que el BCE debe compensar a los bancos centrales nacionales por los intereses generados en estos depósitos, que han crecido con las subidas de tipos, los ingresos por los bonos que posee han permanecido estables, ya que fueron adquiridos a tipo fijo. Esta brecha se ha agravado porque buena parte de los bonos fueron comprados en una fase de tipos bajos o incluso negativos.

«Las pérdidas se producen después de muchos años registrando beneficios considerables y son resultado de las medidas de política monetaria adoptadas por el Eurosistema que fueron necesarias para cumplir su mandato primordial de mantener la estabilidad de precios», ha explicado el BCE en un comunicado. Esas políticas exigían que el BCE ampliara su balance mediante la adquisición de activos financieros, principalmente con tipos de interés fijos y vencimientos a plazos largos, lo que dio lugar al consiguiente aumento del pasivo, por el que el BCE paga intereses a tipo variable.

En consecuencia, las subidas de los tipos de interés oficiales del BCE en 2022 y 2023, cuyo objetivo era combatir la elevada inflación en la zona del euro, se tradujeron en aumentos inmediatos de los gastos por intereses en esos pasivos, mientras que los ingresos por intereses en los activos del BCE, especialmente en los valores adquiridos en el marco del programa de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés) y del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), no se incrementaron en la misma medida.

Debido a las pérdidas, no se distribuirán beneficios a los bancos centrales nacionales de la zona del euro para 2024, como también ocurrió en 2023 y como seguirá ocurriendo en años venideros, ya que el supervisor bancario europeo ha advertido de que podría «seguir incurriendo en pérdidas en los próximos años». No obstante, la entidad no se mostró preocupada por ello, ya que estas pérdidas deberían ser inferiores a las registradas en 2023 y 2024. Posteriormente, se espera que el BCE vuelva a obtener beneficios», con los que se compensarán esas pérdidas, que suman un total de 9.200 millones entre 2023 y 2024.

La institución monetaria recalca que «puede operar eficazmente y cumplir su mandato primordial de mantener la estabilidad de precios independientemente de las pérdidas», destaca la entidad, ya que su meta no es generar beneficios. Precisamente por ello priorizo las subidas de tipos para poner freno a la espiral inflacionaria.

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