Diego Bellido: «La obesidad va a provocar generaciones con enfermedades crónicas más precoces»

El presidente electo de la Sociedad Española para el Estudio d e la Obesidad (Seedo) valora el último análisis ‘The Lancet’ en el que se proyecta un repunte en niños y jóvenes en 2050 Leer El presidente electo de la Sociedad Española para el Estudio d e la Obesidad (Seedo) valora el último análisis ‘The Lancet’ en el que se proyecta un repunte en niños y jóvenes en 2050 Leer  

El presidente electo de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) es tajante: «Vamos a tener generaciones con enfermedades crónicas más precoces». Diego Bellido pertenece al grupo de expertos que fundó hace décadas esta sociedad científica y que lleva años insistiendo en los efectos de la epidemia silenciosa del siglo XXI. «Parece que tenemos que cambiar de estrategia porque nuestro mensaje no cala», reconoce el jefe de la sección de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF).

La nueva revisión que publica ‘The Lancet’ pone de manifiesto que urgen políticas que pongan remedio a la escalada de casos. ¿Cuáles son las cifras?
Las previsiones de obesidad para 2050 están a nivel global en un 60% de adultos y en un tercio de los niños. Casi 3.800 millones de sujetos en el mundo van a vivir con obesidad en los próximos años, y 750 millones de niños y adolescentes. Y eso es mucho, porque las cifras que hoy tenemos son de sobrepeso y obesidad. Y esto ya son cifras solo de obesidad.
¿Por qué esto es importante?
Porque el impacto que tiene la obesidad sobre la salud pública no es exclusivamente por ella, sino por ser factor de riesgo de las enfermedades cardiometabólicas.
Aquí llegamos al punto de que esto no son los kilos extra que me sobran de aquí al verano o la talla que quiero de pantalón…
Efectivamente, esto no es superficial. La obesidad en sí misma es el principal factor de riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. Ambas van en paralelo: si la primera está en un 25% de la población, la segunda puede llegar casi hasta 15%. También las patologías cardiovasculares, como la dislipemia (concentración elevada de colesterol y/o triglicéridos). Y el cáncer, porque hay un desarrollo en paralelo de la incidencia de tumores ligada a la subida de la obesidad. En algunos tipos es un factor de riesgo principal y un indicador pronóstico al mismo tiempo.
España no aparece destacada, pero los datos aquí preocupan desde hace tiempo, también en los niños.
Es cierto que ese incremento de obesidad infantil se vio muy marcado en España, digamos, en la última década. Aunque según las últimas estadísticas que tenemos parece que hay una tendencia a estancarse. En las generaciones de niños también van a aparecer enfermedades crónicas cada vez con más precocidad.
Una vez diagnosticado el problema, ¿cómo se aborda?
Las recomendaciones son una serie de políticas globales. Primero, un abordaje alimentario adecuado evitando el consumo de alimentos ultraprocesados, que son la causa del aumento de calorías en la dieta. Y aquí es básico hacer educación sanitaria a través del etiquetado nutricional: uno que sea sencillo y accesible para el consumidor. Segundo aspecto, la promoción de la actividad física, que se está perdiendo. Cada vez hay más sedentarismo y esto tiene que estar ligado a programas no solo en el ámbito sanitario sino también social, administrativo y educativo. Las políticas nutricionales empiezan desde el embarazo, pasan por la lactancia y terminan en el plato.
¿Por qué es tan importante el tiempo de la gestación?
Porque es justo en la época prenatal cuando se definen los factores genéticos y epigenéticos que conllevan al desarrollo de un incremento de la obesidad en el adulto y, sobre todo, intervenciones en la salud materno-infantil. Y eso no es exclusivo de la esfera sanitaria, sino social y educativa. Aquí las escuelas tienen un papel esencial a través de los menús escolares. Pero sin olvidar el fomento de una política activa de estilo de vida sana en los niños, fomentando el ejercicio y una alimentación saludable complementada con la educación en la familia. De nada sirve que se lleven a cabo en el colegio si luego no hay una continuación en casa.
¿Y cómo hacemos que todos estos planes se conviertan en una realidad tangible?
En este sentido, deben desarrollarse planes estratégicos para incentivar cada uno de estos puntos.Además, estos deben ser fiscalizados y diseñados a corto plazo, se habla de planes a 25 y 30 años. Otro de los puntos debe definir bien los objetivos para ver si realmente pasarían por una auditoría para su control y su cumplimiento.
El análisis global pone de manifiesto que la tendencia es mundial y que hay países que van a pasar de cifras de malnutrición a obesidad. ¿Cómo ha sucedido esto?
Estamos ante la occidentalización inadecuada. Antes comía el que podía y hoy se come lo que se puede, aunque no sea sano. Lo vemos en la zona del África Subsahariana, por ejemplo.
Sin embargo, frente a las políticas hay otros que lo fían todo a los avances farmacológicos…
Eso solo es una ayuda. Si el contexto obesogénico es el mismo, ni la pastilla ni la inyección funcionan. Sin cambios en la dieta y la actividad física estamos como antes.

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