Bárbara Rey ha decidido tomar medidas legales contra Mediaset España, Unicorn Content, Cuarzo Producciones y Mandarina, además de Alessandro Lequio, según informa Informalia. La vedette ha presentado una demanda millonaria por lo que considera una grave intromisión en su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Este conflicto surge a raíz de la filtración y análisis mediático de materiales relacionados con su presunta relación con el rey emérito.
Más de un millón de euros
La demanda también incluye a Ángel Cristo Jr., hijo de Bárbara Rey, a quien previamente había acusado de robo e intromisión en su privacidad. Según los documentos judiciales, la artista acusa a los mencionados de haber promovido una «cacería mediática» en su contra, con la intención de recuperar la hegemonía televisiva perdida tras la cancelación de «Sálvame». Además, Bárbara Rey señala que programas como «De Viernes» fueron diseñados específicamente para atraer audiencia aprovechándose de su imagen. En el texto legal, se recalca que las imágenes filtradas no tienen contenido sexual o erótico, como se afirmó, sino que representan «situaciones cotidianas» entre Bárbara Rey y el rey emérito. Asimismo, se critica la utilización mediática de su pasado como víctima de violencia machista, calificándolo de «inadmisible» y acusando a los programas de justificar comportamientos discriminatorios.
Impacto emocional y disposición a negociar
La vedette asegura que la exposición pública y el trato recibido le han provocado serios problemas emocionales, incluyendo la necesidad de asistencia psicológica y psiquiátrica. Además, niega categóricamente las acusaciones de chantaje al monarca, afirmando que se basan en «conjeturas y rumores» difundidos para satisfacer el morbo del público. Pese a la contundencia de sus alegaciones, Bárbara Rey ha dejado abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de llevar el caso a juicio, según informa Informalia. Este gesto refleja una intención conciliadora en medio de una disputa que ha generado gran interés mediático.
La ex vedette entra con fuerza contra el grupo de comunicación entero
Bárbara Reyha decidido tomar medidas legales contra Mediaset España, Unicorn Content, Cuarzo Producciones y Mandarina, además de Alessandro Lequio, según informa Informalia. La vedette ha presentado una demanda millonaria por lo que considera una grave intromisión en su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Este conflicto surge a raíz de la filtración y análisis mediático de materiales relacionados con su presunta relación con el rey emérito.
Más de un millón de euros
La demanda también incluye a Ángel Cristo Jr., hijo de Bárbara Rey, a quien previamente había acusado de robo e intromisión en su privacidad. Según los documentos judiciales, la artista acusa a los mencionados de haber promovido una «cacería mediática» en su contra, con la intención de recuperar la hegemonía televisiva perdida tras la cancelación de «Sálvame». Además, Bárbara Rey señala que programas como «De Viernes» fueron diseñados específicamente para atraer audiencia aprovechándose de su imagen. En el texto legal, se recalca que las imágenes filtradas no tienen contenido sexual o erótico, como se afirmó, sino que representan «situaciones cotidianas» entre Bárbara Rey y el rey emérito. Asimismo, se critica la utilización mediática de su pasado como víctima de violencia machista, calificándolo de «inadmisible» y acusando a los programas de justificar comportamientos discriminatorios.
Impacto emocional y disposición a negociar
La vedette asegura que la exposición pública y el trato recibido le han provocado serios problemas emocionales, incluyendo la necesidad de asistencia psicológica y psiquiátrica. Además, niega categóricamente las acusaciones de chantaje al monarca, afirmando que se basan en «conjeturas y rumores» difundidos para satisfacer el morbo del público. Pese a la contundencia de sus alegaciones, Bárbara Rey ha dejado abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de llevar el caso a juicio, según informa Informalia. Este gesto refleja una intención conciliadora en medio de una disputa que ha generado gran interés mediático.
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