«La leche es un matarratas. ¿Desde cuándo un animal, después de destetarse, toma leche? A ver, ¿desde cuándo?», se preguntaba Luis Enrique Martínez en un episodio de ‘No tenéis ni p*** idea’ (Movistar), la serie documental centrada en su primer año en el PSG. Sujetando un cartón de su nevera, advertía al equipo de grabación de Movistar de que tiene bricks de leche en casa «solo para las visitas». «La leche es un matarratas. ¿Desde cuándo un animal, después de destetarse, toma leche? A ver, ¿desde cuándo?», se preguntaba Luis Enrique Martínez en un episodio de ‘No tenéis ni p*** idea’ (Movistar), la serie documental centrada en su primer año en el PSG. Sujetando un cartón de su nevera, advertía al equipo de grabación de Movistar de que tiene bricks de leche en casa «solo para las visitas».
«La leche es un matarratas. ¿Desde cuándo un animal, después de destetarse, toma leche? A ver, ¿desde cuándo?«, se preguntaba Luis Enrique Martínezen un episodio de ‘No tenéis ni p*** idea‘ (Movistar), la serie documental centrada en su primer año en el PSG. Sujetando un cartón de su nevera, advertía al equipo de grabación de Movistar de que tiene bricks de leche en casa «solo para las visitas».
«Luis Enrique no es nutricionista ni un experto en la materia», puntualiza Miguel del Valle, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED) y catedrático en la Universidad de Oviedo. La leche tiene unos contenidos que son necesarios para la nutrición de las personas –expone Del Valle–. Si prescindiéramos de la leche, tendríamos que sacar el calcio de otro nutriente. La leche solo es mala para aquellos que son alérgicos o tienen alguna intolerancia. Nada más».
El tono con el que Del Valle corrige a Luis Enrique denota cierto hartazgo. Cada vez son más los deportistas de cierta relevancia que, como el entrenador asturiano en su documental, acometen observaciones delante de las cámaras o –en la mayoría de ocasiones– en redes sociales que atentan contra los consensos científicos. «Estos mensajes tienen que enviarlos los expertos, que son los que hablan con verdadero conocimiento de la materia», aconseja Benjamín Fernández, profesor del departamento de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo y experto en medicina deportiva.
Esos expertos a los que alude Fernández arquean la ceja con cada nueva ocurrencia del deportista-prescriptor de moda:Marcos Llorente. Durante sus vacaciones veraniegas en Hawái, el lateral del Atlético compartió su rutina de Instagram. De 10 a 14 horas, Llorente decía tomar el sol «sin gafas ni protección». A pesar de la polémica que despertó la publicación, el rojiblanco, lejos de retractarse, fue un paso más allá: «Si crees que el cáncer de piel aparece por culpa del sol, eres el rey de los ignorantes». «Decir que hay que tomar el sol sin protección es una falta de respeto a los investigadores«, interviene Miguel del Valle, que sostiene que, en contra de lo difundido por el lateral, esta práctica provoca determinados tipos de cáncer.
Exponerse al sol sin crema no es la única rutina peculiar que ha hecho pública Llorente, que días atrás reveló que pasea a sus perros en pantalón corto y sin camiseta cuando el termómetro marca cero grados durante el frío amanecer en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón y que sigue desde hace tiempo la conocida como dieta paleo. «(La dieta paleo) Consiste comer lo que se comía en el paleolítico… Tendrías que eliminar todos los ultraprocesados. Ni mirarlos. Y también los cereales. Todo lo que sea pasta, pan, trigo, arroz, eso fuera y también lácteos fuera. Quesos sólo de mucha calidad. Tomo de todo. Carne, como el chuletón, que me encanta. Pescado, huevos, verduras. Y de hidratos como patata, boniato y yuca», se explayó en una entrevista en la Cadena Ser el propio futbolista sobre sus costumbres alimenticias, que Benjamín Fernández no encuentra beneficiosas: «Dietas como la paleo son una moda y pueden suponer un riesgo para la salud. Es como comer veinte donuts. Puedes comértelos y que no te pase nada, pero tiene su peligro».
Si hubo un momento en el que las prescripciones anticientíficas encontraron terreno fértil para proliferar fue en la pandemia, donde fueron varios los deportistas que tomaron la decisión de no ponerse la vacuna contra la Covid. Para Kyrie Irving, actual base de los Dallas Mavericks de la NBA, la obligación de estar vacunado para realizar determinadas actividades (como acceder a un pabellón deportivo en el estado de Nueva York entre 2021 y 2022, lo que le mantuvo sin jugar durante casi una temporada con su otrora equipo, los Brooklyn Nets) suponía «una violación contra los derechos humanos«. Quizá el percance de mayor envergadura en la relación vacuna-deporte fue la no participación de Novak Djokovic en el Open de Australia de 2022. Después de una semana aislado en un hotel en Melbourne, el serbio, elevado a icono antivacunas por su negativa a inyectarse, finalmente no pudo participar en el torneo por las normas anticovid vigentes entonces en el país oceánico.
Hay deportistas, sin embargo, que van un paso más allá y abrazan peregrinas teoría de la conspiración. Es el caso de Álex Bernal, futbolista del Eldense, que dejó una serie de afirmaciones cuanto menos controvertidas a colación de la sonada visita de los Reyes junto a Pedro Sánchez y Carlos Mazón a la zona cero de la dana que asoló Valencia. Bernal aprovechó el post en X (antes Twitter) de una usuaria que agradecía el comportamiento de Felipe VI en Paiporta aquel domingo 12 de noviembre para desmarcarse con una soflama antisistema: «Gracias (en referencia al Rey), pero ¡sáquenos de la Agenda 2030! Nos están manipulando, demoliendo presas, creando tormentas para engañarnos con el cambio climático, atacando a la familia, a nuestra religión, atacando a los agricultores, promoviendo vacunas mortíferas, quieren reducir la población, incitan la inmigración ilegal, buscan caos y enfrentan a los ciudadanos con la falsa política… No es la política española, es un nuevo Orden Mundial, y es hora de salir de él por el futuro de los nuestros».
Pero hablar de conspiranoia y deporte es hacerlo, inevitablemente, de Kyrie Irving. El base de los Mavericks ha sorprendido en numerosas ocasiones con su adhesión a diversas conjeturas magufas. Irving se inició en la materia allá por 2017, cuando aseguró que la tierra es plana basándose, según su propio relato, en una «investigación» acometida por una cuenta de Instagram. Aunque un año más tarde pidió perdón por ello, volvió a desmarcarse en un conocido podcast con afirmaciones como que John F. Kennedy fue asesinado porque quería acabar con el lobby bancario o que la CIA tenía planes para aniquilar a Bob Marley. «Solo estaba bromeando», volvió a excusarse tiempo después.
«En el mundo de hoy la información proviene de muchas fuentes que, en muchos casos, no son expertas en el tema del que hablan, y estas acciones de determinados deportistas son un reflejo de ello», observa Benjamín Fernández. «Creo que, en muchas ocasiones, salidas de este tipo obedecen a un deseo de hacerse virales, de obtener aún más repercusión», interviene Miguel del Valle, que zanja: «Lo que decimos o hacemos, sobre todo en el caso de personas famosas, repercute en los demás. Se ve, por ejemplo, en cuestiones como la vacunación. Aunque es un tema muy personal, si no nos protegemos contagiamos a los demás. Hay que tener cuidado con según qué cosas que se dicen sin tener información, porque las consecuencias las acabamos pagando todos».
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