En el campo de la tecnología militar,
la inteligencia
artificial permitía analizar variables como la velocidad, la temperatura
del aire, las municiones, el peso… Todo lo que podía contribuir a dar una
ventaja a la hora de enfrentarse a un enemigo. Lo que sin duda no podía hacer
era predecir qué movimientos haría un piloto de caza de forma sorpresiva, con
el objetivo de eludir a quien lo perseguía. Al menos hasta ahora.
En un avance que, de acuerdo con sus responsables,
transformará el futuro del combate aéreo, científicos chinos afirman haber
anulado la última ventaja táctica de los pilotos sobre la inteligencia
artificial en combates aéreos: la capacidad de superar a los algoritmos
mediante acrobacias aéreas impredecibles y de alta intensidad.
En un estudio
publicado en Journal of Gun Launch & Control, se describe un método que
combina imágenes infrarrojas avanzadas con modelos predictivos basados en IA
para anticipar los movimientos del oponente mediante la detección de sutiles movimientos de ala y cola.
Se trata de un desarrollo que podría dejar prácticamente
indefensos incluso a los aviones de combate más ágiles, como el F-15 de
fabricación estadounidense, según el equipo de científicos del Instituto
Noroeste de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, liderados por Lin Zhiwei.
El estudio aborda un fallo crítico en los sistemas de combate
aéreo con IA existentes: su dependencia de predicciones basadas en
trayectorias, que dificultan la interpretación de maniobras repentinas y no
lineales ejecutadas por pilotos humanos. El equipo de Zhiwei, superó esta
limitación, centrándose en la mecánica física de las aeronaves enemigas.
Mediante una red neuronal YOLOv8 modificada, el sistema
analiza imágenes infrarrojas para detectar deformaciones milimétricas en las
superficies de control del oponente, como el timón de dirección de 1,5 metros o
el elevador de dos metros del F-15, durante el vuelo.
Lo interesante es que el equipo chino ha conseguido llevar a
cabo esto gracias a un programa informático estadounidense, como YOLOv, siglas
de You Only Look Once (Solo Miras Una Vez). Su objetivo es la detección de
objetos en imágenes o vídeos. Es un componente importante de muchas
aplicaciones, como los vehículos autónomos, la robótica y la videovigilancia.
Es, básicamente, el responsable de identificar un semáforo, una señal de
tráfico o un peatón. Y lo hace en menos de un parpadeo.
Eso es precisamente lo que le permite identificar movimientos
tan sutiles como el cambio de dirección de un timón de cola que puede
encontrarse a un centenar de metros y así anticipar la maniobra que se llevará
a cabo.
Se trataba de la última ventaja que teníamos los humanos: la capacidad de actuar de modo imprevisible.
En el campo de la tecnología militar,
la inteligencia
artificial permitía analizar variables como la velocidad, la temperatura
del aire, las municiones, el peso… Todo lo que podía contribuir a dar una
ventaja a la hora de enfrentarse a un enemigo. Lo que sin duda no podía hacer
era predecir qué movimientos haría un piloto de caza de forma sorpresiva, con
el objetivo de eludir a quien lo perseguía. Al menos hasta ahora.
En un avance que, de acuerdo con sus responsables,
transformará el futuro del combate aéreo, científicos chinos afirman haber
anulado la última ventaja táctica de los pilotos sobre la inteligencia
artificial en combates aéreos: la capacidad de superar a los algoritmos
mediante acrobacias aéreas impredecibles y de alta intensidad.
En un estudio
publicado en Journal of Gun Launch & Control, se describe un método que
combina imágenes infrarrojas avanzadas con modelos predictivos basados en IA
para anticipar los movimientos del oponente mediante la detección de sutiles movimientos de ala y cola.
Se trata de un desarrollo que podría dejar prácticamente
indefensos incluso a los aviones de combate más ágiles, como el F-15 de
fabricación estadounidense, según el equipo de científicos del Instituto
Noroeste de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, liderados por Lin Zhiwei.
El estudio aborda un fallo crítico en los sistemas de combate
aéreo con IA existentes: su dependencia de predicciones basadas en
trayectorias, que dificultan la interpretación de maniobras repentinas y no
lineales ejecutadas por pilotos humanos. El equipo de Zhiwei, superó esta
limitación, centrándose en la mecánica física de las aeronaves enemigas.
Mediante una red neuronal YOLOv8 modificada, el sistema
analiza imágenes infrarrojas para detectar deformaciones milimétricas en las
superficies de control del oponente, como el timón de dirección de 1,5 metros o
el elevador de dos metros del F-15, durante el vuelo.
Lo interesante es que el equipo chino ha conseguido llevar a
cabo esto gracias a un programa informático estadounidense, como YOLOv, siglas
de You Only Look Once (Solo Miras Una Vez). Su objetivo es la detección de
objetos en imágenes o vídeos. Es un componente importante de muchas
aplicaciones, como los vehículos autónomos, la robótica y la videovigilancia.
Es, básicamente, el responsable de identificar un semáforo, una señal de
tráfico o un peatón. Y lo hace en menos de un parpadeo.
Eso es precisamente lo que le permite identificar movimientos
tan sutiles como el cambio de dirección de un timón de cola que puede
encontrarse a un centenar de metros y así anticipar la maniobra que se llevará
a cabo.
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