Alcaraz se ‘nadaliza’ justo antes del reencuentro con Djokovic: de la rutina de las botellas a las quejas por el tiempo entre puntos

Aunque siempre, tanto uno como otro, han tratado de evitar las comparaciones, en muchas cosas son prácticamente dos gotas de agua. Precoces como ninguno en eso de de dominar el mundo del tenis, en este Open de Australia el espejo de Rafael Nadal está cada vez más presente en el camino de Carlos Alcaraz. Desde lo estético, con esas camisetas sin mangas que no esconden nada de esos bíceps hercúleos, a lo rutinario, como se pudo ver hace unos días cuando se hizo viral un vídeo en el que el murciano colocaba milimétricamente las botellas en el suelo de su banquillo. Aunque siempre, tanto uno como otro, han tratado de evitar las comparaciones, en muchas cosas son prácticamente dos gotas de agua. Precoces como ninguno en eso de de dominar el mundo del tenis, en este Open de Australia el espejo de Rafael Nadal está cada vez más presente en el camino de Carlos Alcaraz. Desde lo estético, con esas camisetas sin mangas que no esconden nada de esos bíceps hercúleos, a lo rutinario, como se pudo ver hace unos días cuando se hizo viral un vídeo en el que el murciano colocaba milimétricamente las botellas en el suelo de su banquillo.  

Aunque siempre, tanto uno como otro, han tratado de evitar las comparaciones, en muchas cosas son prácticamente dos gotas de agua. Precoces como ninguno en eso de de dominar el mundo del tenis, en este Open de Australia el espejo de Rafael Nadal está cada vez más presente en el camino de Carlos Alcaraz. Desde lo estético, con esas camisetas sin mangas que no esconden nada de esos bíceps hercúleos, a lo rutinario, como se pudo ver hace unos días cuando se hizo viral un vídeo en el que el murciano colocaba milimétricamente las botellas en el suelo de su banquillo.

Y desde el pasado domingo, ambos también están unidos por el mosqueo que les provoca (provocaba en caso de Nadal) la velocidad a la que se juga en el tenis actual. No en los puntos en sí, sino entre ellos, puesto que Alcaraz ha heredado también su puesto, entre comillas, como portavoz de una de sus reclamaciones más habituales. Esa en la que Nadal insistía tanto y tanto, y en la que ahora Carlitos, que lo nota y mucho en su tenis explosivo, también está empezando a incidir.

«Yo creo que el tenis en ese ámbito no ha mejorado nada. Incluso ha ido para atrás, para mi gusto. El tenis se basa en precisión y en estar lo más tranquilo posible en ciertos momentos. Con esto del tiempo, al final están quitando importancia a las rutinas porque no nos están dejando hacerlas entre puntos», se quejó tras eliminar a Jack Draper en unos octavos de final en los que tuvo una discusión con el juez de silla debido a este aspecto.

«Lo que me quejaba el árbitro es que había acabado el juego y no es que haya ido lento, sino que he ido normal a la toalla y de la toalla he ido a coger las bolas. Y cuando he ido a coger las bolas, el reloj ya estaba en 12 segundos«, abundó el campeón de cuatro Grand Slam sobre el protocolo entre punto y punto, que precisamente cambió el año pasado.

Hasta ese momento, después de cada punto, el juez de silla pulsaba un botón y activaba la cuenta atrás. Esa medida permitía a los jueces de silla ser más flexibles, discrecionando y dando más tiempo a los tenistas en función de la dureza del punto previo. Pero a finales de 2024 llegó otro cambio que ha provocado que todo sea mucho más riguroso, con la entrada del cronómetro.

«Al final no nos dejan hacer las rutinas prácticamente. Nos obligan a ir rápido entre punto y punto y yo creo que eso es en cierto modo negativo porque luego no nos dejan mostrar nuestro mejor tenis porque estamos cansados. Vamos muy rápido, no pensamos con claridad y el show para mí es menor», reclamó el murciano.

Nadal siempre se mostró defensor a capa y espada de no controlar del tiempo entre puntos, una regla que precisamente se consideró anti-Nadal, ya que se hizo más estricta ante las quejas de otros tenistas por los timmings del manacorí. Como ahora a Alcaraz, le gustaba tomarse su tiempo para respirar, pensar en lo que venía y para ordenar las ideas entre saque y saque.

Le costó muchas discusiones y muchas adevertencias, o warnings del sistema de penalizaciones que existe en el tenis, pero nunca dejó de reclamar que el tenis es un deporte en el que cabeza es fundamental. «No es buena ni para el espectador ni para el jugador. Con esta regla lo único que consiguen es que no podamos hacer puntos largos y que no haya espectáculo», llegó a decir en la Caja Mágica durante el Mutua Madrid Open 2013.

Ahora es Alcaraz quien lidera sus reivindicaciones, y quien protesta por la deriva del tenis, que como es la moda busca agilizar su funcionamiento. Y quien también empieza a tener sus tics, como los de la botellas. Aunque él reniega de que sea por su ídolo.

«No es un tic como tal. Les doy la vuelta por un tema de marcas, porque no es la mía. Pero lo que me gusta es intentar siempre tenerlas un poco alineadas. No tanto como Rafa, que las tenía que dejar perfectas. Pero intento siempre tenerlas un poco alineadas y que no estén desordenadas. Si antes me llamaban ‘mini-Rafa’, ahora ya con eso, ni te cuento. Apaga y vámonos”, explicó el murciano de una rutina que, como muchas otras cosas, le asemeja al balear y que pueden observar en el vídeo que acompaña a esta noticia.

Alcaraz, Djokovic y Musetti, el podio del tenis masculino en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Alcaraz, Djokovic y Musetti, el podio del tenis masculino en los Juegos Olímpicos de París 2024. / EFE

Sea o no ‘mini-Rafa’, o sea simplemenete Carlos, que para eso ha conseguido lo que ha conseguido, este martes vivirá un nuevo duelo España-Serbia ante Novak Djokovic. El mejor tenista de todos los tiempos, ante el que Nadal forjó una de las mayores rivalidades de la historia del deporte, y que ahora, si nos guiamos por las banderas, ha recaido en Alcaraz. Aunque no le haga mucha gracia, sobre todo con el recuerdo reciente de una final, la de los Juegos Olímpicos en París, que el propio Alcaraz calificó como la más dura de su carrera.

«Bueno, no voy a decir que tenga especiales ganas de enfrentarme con él en los cuartos de final de un Grand Slam…», admitió. «No voy a mentir, no digo que tenga miedo, ni mucho menos, pero bueno, al final no es que no tenga especiales ganas de ello, sino que simplemente a mí me gusta tener las grandes batallas, jugar contra los mejores… Yo siempre he dicho que si quieres ser el mejor tienes que ganarle al mejor o a los mejores, y sienta mejor si vas pasando rondas o ganas un torneo cuando le has ganado a los mejores. Así que estamos preparados, tenemos ganas», se resignó, en un duelo en el que espera cicatrizar las heridas de seis meses atrás. 178 días después, Carlitos y Nole, frente a frente en el edén del serbio. Casi nada.

 Diario de Mallorca – Deportes

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